Fotografía: Elijah O’Donell on Unsplash
Miles de personas dedican una parte importante de su tiempo libre a mejorar nuestro entorno. De manera altruista, limpian playas y riberas, plantan árboles o construyen refugios para la fauna. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué esperan conseguir a cambio? Todos los participantes en estas iniciativas reconocen que su principal motivación es no quedarse de brazos cruzados, sino poder hacer algo para detener y revertir el deterioro de nuestros paisajes y ecosistemas. Es su manera de combatir la crisis ambiental, el gran cambio global, del cual el cambio climático es su manifestación más conocida.
Todos tenemos una huella ecológica determinada, según nuestro estilo de vida. Está en nuestra mano reducirla, aliviando así la presión sobre los recursos planetarios, por ejemplo consumiendo menos carne o energía, o evitando las pérdidas de agua cuando regamos las plantas. Podemos y deberíamos separar los residuos y colocarlos en su contenedor correspondiente, regular el termostato de la calefacción, usar el transporte público o caminar, y tantas otras cosas más. Pero, ¿qué ocurre si damos un paso más? Podemos ir más lejos, no limitándonos a reducir nuestro impacto, sino además participando activamente en la sanación de nuestro planeta.
¿Cómo funciona el voluntariado ambiental? Podemos marcar dos características principales:
- Es una acción colectiva. La unión de muchas personas con un propósito común crea un instrumento muy poderoso para el cambio. Los voluntarios forman una comunidad que puede ser más o menos efímera, pero que funciona como una sociedad de apoyo mutuo.
- Es una acción responsable. Los voluntarios se preocupan de su medio ambiente y toman acción para cambiar las cosas, abandonando el papel pasivo de mero “disfrutador” del paisaje o, lo que es mucho peor, de “destrozador” del paisaje.
¿Qué hacen las personas voluntarias en relación con el medio ambiente? Hay una amplia gama de posibilidades, en medio urbano, rural o natural, de calidad ambiental, flora y fauna, o patrimonio histórico, de limpieza y restauración, de monitorización y conocimiento del medio, etc.
La recuperación de las riberas de los ríos, una actividad principal de voluntariado
Las riberas son un ámbito privilegiado para la acción del voluntariado ambiental. Se trata de entornos de una importancia ecológica fundamental, por su riqueza en flora y fauna, su paisaje de gran calidad y su función reguladora de la calidad y cantidad de las aguas, amén de que forman un microclima muy característico. Por esta razón, son entornos frágiles que pueden sufrir mucho por la acción humana negativa. Estos daños pueden consistir en la contaminación de las aguas, la eliminación de la vegetación de ribera, el abandono de basura en el cauce y las riberas, el ahuyentamiento de la fauna, especialmente de aves, etc.
A todos estos problemas se enfrentan los voluntarios ambientales cuando actúan en las riberas de los ríos. Además de la labor fundamental de retirar los residuos y materiales acumulados en las márgenes y riberas del río, monitorizan la calidad de las aguas usando kits específicos y facilitan la supervivencia de la fauna colocando por ejemplo cajas nido para aves.
Todo esto va acompañado de actividades de conocimiento del paisaje de ribera y de sus componentes. Se intenta comprender la propia forma del cauce, el clima particular que se crea en su interior o las diferentes especies que se distribuyen a diferentes distancias de la corriente del río en función de sus requerimientos ecológicos. Analizar está bien, pero también es importante apreciar de un golpe la complejidad de tan singular ecosistema. Como escribió Charles Darwin en El origen de las especies (1859): “Es tan interesante contemplar un ribazo enmarañado, cubierto con muchas plantas de todo tipo, con pájaros cantando en los arbustos, con variados insectos revoloteando y con lombrices que se arrastran por la tierra húmeda». La cita se usa mucho hoy en día para abrir cualquier estudio sobre biodiversidad.
Conservar en buen estado este ribazo enmarañado, para nosotros y para las generaciones que nos sucederán, es una tarea fundamental de la sostenibilidad. El voluntariado tiene mucho que decir y hacer al respecto, en realidad es una parte fundamental de nuestra responsabilidad común de sanar a nuestro planeta.
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