Utiliza este método para saber qué comes y cómo podrías mejorar tu alimentación. Se trata de nueve sencillas preguntas que se pueden responder para un producto en concreto o para el conjunto de los alimentos que compras.
Comenzamos:
1. Número de aditivos.
Muchos aditivos, no todos, se identifican con la letra E-seguida de un número. Los demás se pueden identificar por su cometido, por ejemplo: “espesante, colorante, conservante”, etc.
Siete o más: 0 ptos.
Entre seis y dos: 1 pto.
Uno o ninguno: 2 ptos.
2. Número de ingredientes y componentes (incluyendo aditivos)
El número de ingredientes debería ser considerado en relación con los ingredientes necesarios en la receta original. Por ejemplo, un pastel con relleno y adornos puede necesitar más de diez ingredientes, pero unos “nuggets” de pollo con más de cinco ingredientes son sospechosos (y algunos tienen más de veinte).
Más de 20 ingredientes o muchos más que en la receta original: 0 ptos.
Más de 5 o significativamente más ingredientes que en la receta original: 1 pto.
Cinco o menos, o coincidentes con la receta original: 2 ptos.
3. Contenido en azúcar
El contenido en azúcar se refiere al azúcar añadido, no al que pueda contener de forma natural, por ejemplo, un zumo de frutas.
Más de 40 % (más de 40 gr de azúcar en 100 gr de producto): 0 ptos.
Entre 40 % y 5 %: 1 pto.
Menos del 5%: 2 ptos.
4. Contenido en sal añadida (no la contenida en forma natural).
Más de 2 gr por cada 100 gr: 0 ptos
Uno o dos gr por 100 gr: 1 pto.
Menos de 1 gr: 2 ptos
5. Contenido en grasas peligrosas
Las “grasas peligrosas” no tienen fácil definición. Conviene evitar las grasas saturadas, trans y transformadas industrialmente. En general, hay que desconfiar cuando la etiqueta indica “grasas de origen vegetal o animal”, sin especificar procedencia.
Más de 5 gr por 100 gr de producto: 0 ptos.
Menos de 5 gr por 100 gr de producto: 1 pto
No contiene: 2 ptos
6. Contenido en componentes cuestionables
Los componentes cuestionables serían aquellos que se añaden para mejorar el poder adictivo del alimento, haciéndolo más untuoso, sabroso, crujiente, etc. Por ejemplo, aceite de palma, jarabe de glucosa de maíz, etc.
Dos o más: 0 ptos
Uno: 1 pto.
Ninguno: 2 ptos.
7. Distancia recorrida por el alimento desde el punto de cultivo o elaboración al de consumo
La distancia es muy importante en alimentos frescos, como las frutas traídas de 14.000 km de distancia a un costo exorbitante, y menos importante en alimentos de resistencia, como legumbres y cereales.
Otro continente: 0 ptos.
Otro país o región alejada: 1 pto.
Procedencia local: 2 ptos.
8. Número de capas del envasado o empaquetado
Por ejemplo, una lata de conservas en caja de cartón incluye dos capas. Un envase complejo con varias capas de distintos materiales es difícil de reciclar.
Tres o más: 0 ptos
Una o dos: 1 pto.
Ninguna (compra a granel): 2 ptos.
9. Método de obtención
El apartado “método de obtención” debería recoger todas las ecoetiquetas disponibles (agricultura ecológica, denominación de origen, comercio justo, pesca sostenible, etc.). La presencia de una de ellas indicaría luz verde en este apartado de la etiqueta.
Sin ninguna ecoetiqueta: 0 ptos.
Con alguna ecoetiqueta: 2 ptos.
La puntuación máxima sería de 18, la mínima de cero. Unas ciruelas recogidas in situ en el huerto de un conocido tendrían una puntuación de 16, 18 si el cultivo está certificado como agricultura ecológica. Pero no hay que hilar tan fino para conseguir buena comida: un paquete de garbanzos o una lata de sardinas tendrían unos 15 puntos, las frutas y verduras frescas compradas en cualquier mercado pueden superar esta marca.
Por el lado opuesto, unos cereales de desayuno tendrían dos o tres puntos como máximo, como los refrescos azucarados y muchos platos procesados. Por debajo de seis puntos estamos en zona de alerta, alimentos caros, malos para la salud y dañinos para el planeta. Pero es fácil basar nuestra comida en alimentos con más de 12 puntos, situados en la zona verde, más baratos, saludables y sostenibles.
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