El transporte y los viajes, la parte más fácil para ser más sostenible
La manera de viajar ahora no puede ser más contaminante, y sí así fuera, sería aún más inmoral. Si queremos ser más sostenibles, predicar con el buen ejemplo e intentar en todo lo posible salvar lo que podemos salvar, eso empieza por cambiar nuestra relación con los viajes y el turismo.
Hoy día, nuestra lógica es esperar a las vacaciones de verano para irnos de las ciudades y visitar lugares lejanos, quizás fuera de España. Los más ricos usan el avión, que se ha convertido hoy en una locura ecológica. Eso tiene unas consecuencias importantes sobre el medio ambiente, como la contaminación de las playas y de las costas, y las emisiones de carbono derivadas del uso inmoderado del coche en las carreras y del avión o el gran consumo de productos fuera de temporada por el turismo.
Por eso se debe cambiar la manera de considerar el viaje en nuestras mentes. Una idea es hacer muchos más viajes pequeños a lo largo del año a localidades más próximas y por lo tanto más accesibles, sin el coche o con pocos kilómetros de coche para llegar. Irse con la familia (toda la familia, los abuelos, los primos) por unos días de descanso los finde, durante los puentes o las vacaciones escolares. Solo tiene ventajas: permite darse cuenta de lo bueno que hay muy próximo, conseguir más recuerdos que en un solo viaje de dos semanas, ver a la familia o los amigos mucho más que si todo el mundo espera a las vacaciones de verano y por fin, usar mucho menos el avión, privilegiar el bus o el tren al coche, consumir mucho más local. Como dicho antes solo ventajas, para ti, tu presupuesto anual y el medio ambiente.
También, hablando de transportes, de manera general es muy importante acostumbrarse a compartir el coche. Es más fácil de lo que parece: siempre hay personas que quieren viajar y siempre hay coches vacíos que tenemos que llenar. Compartir tu coche es reducir los costes de viaje tanto para ti como para tus pasajeros, tener una buena conversación y ¿quizás hacerse amigos? Otro hábito muy importante es siempre considerar todas las posibilidades de viaje. El avión y el coche no son las únicas maneras de desplazarse, ya sea para viajes largos o dentro de una ciudad. Cuando tenemos el metro, los buses, coches eléctricos, patinetes y bicicletas a disponibilidad, el coche no es necesario en absoluto.
La alimentación, el tema donde más hay que hacer
Lo sabemos, el tema de la alimentación es realmente crucial, tanto por la salud y el poder adquisitivo como por el medio ambiente. La mayor dificultad es comer bien gastando lo mismo que comiendo mal (es decir, alimentos ultraprocesados y sobreempaquetados).
Por eso es importante reflexionar sobre lo que consumimos ahora. En efecto, en muchos hogares occidentales, hay mucha comida que resulta no ser útil en nuestra alimentación y que podríamos simplemente eliminar y además ahorrar dinero. El ejemplo clásico es la comida basura, que tiene desde hace unos años mala fama, pero continúa estando muy en auge, principalmente entre los más jóvenes que consumen comida rápida (McDonald ‘s, Burger King, Taco Bell…), aunque es mucho dinero para poco alimento, sin ser gustativamente la mejor.
Pero también hay toda una parte de nuestra alimentación que es muy cara, mala para la salud y superflua, y que podemos borrar de nuestras vidas sin que eso nos cueste mucho. Es lo que podríamos llamar la “comida de placer”, la que consumimos porque estamos acostumbrados a tenerla y que nos gusta porque tiene este sabor que no ha cambiado desde hace años. Por ejemplo, los refrescos o las galletas de supermercado, son cosas muy inútiles en nuestras vidas, que podemos reemplazar por agua y frutas. Solo es una cuestión de costumbre, cuesta dos semanas de esfuerzos no consumirlo y después te liberas de un peso. También esa comida de placer tiene mala influencia en la salud y solo obtendrás beneficios no comiéndola más. Desde un punto de vista medioambiental sólo puede ser una buena cosa regresar a productos más locales, simples y generalmente más sabrosos. Por ejemplo, consumir agua del grifo casi no tiene impacto ambiental mientras que los refrescos tienen una huella de carbono nefasta.
Otra parte de nuestra alimentación que cuesta un montón sin ser absolutamente necesaria es la carne. Es un tema importante para todos los defensores del consumo de carne por un lado y todos los detractores del impacto de la carne sobre el medioambiente pero también sobre el respeto de la vida animal. El problema es que parece complicado cambiar las costumbres en España, aunque estamos en el buen camino. Los mayores españoles consumen de media 64 kilos de carne al año, mientras que el resto de la población consume un poco más de 50 kilos y que la ONU indica que deberíamos comer no más de 21 kilos al año. Estas magnitudes nos muestran que, si no tenemos que convertirnos en veganos, sí debemos reducir enormemente nuestro consumo de carne. El cuerpo humano no necesita más de dos o tres platos con carne cada semana. Más carne es mala para nuestro bolsillo y una maldición para el medio ambiente.
La participación en la sociedad: la clave del cambio estructural
La verdad es que, de manera individual, no podemos hacerlo todo para ser más sostenibles a menos coste. También los servicios públicos y el personal político tienen una influencia y un impacto sobre el medioambiente, ya sea a través de las leyes votadas, los servicios prestados o de lo que pagan nuestros impuestos.
Por eso, la importancia de votar es manifiesta: votar por un partido o una persona que realmente defiende al medioambiente es la mejor manera de hacer llegar la ecología hasta el mundo político y mediático. Tenemos que darnos cuenta de la importancia de interesarnos en la política, porque determina la organización de nuestras vidas en función de las leyes y las acciones gubernamentales. Nos concierne realmente leer las propuestas para votar con conocimiento de causa. También no nos cuesta nada, y permite ayudar al desarrollo de la sostenibilidad.
Una última estrategia propuesta en este artículo para llegar hasta más sostenibilidad a menos coste: sensibilizar. Sensibilizar a tu familia, tus amigos y tus relaciones en general es la mejor opción para permitir a todos llegar a un tipo de vida más sostenible. Siendo el ejemplo y conociendo los esfuerzos que tienes que hacer. Aconsejar a la gente con datos y argumentos correctos no cuesta dinero y es muy crucial.
François Recton
Fotografía: ready made
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