Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son 17 objetivos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que tienen por finalidad afrontar los desafíos sociales, económicos, ambientales y políticos actuales, con el fin de lograr un futuro próspero y sostenible. Se pusieron en marcha en enero de 2016, estableciendo una fecha de evaluación para su cumplimiento en el año 2030.
En total son 17 objetivos, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en el ODS 12, el referente a producción y consumo responsables. Este objetivo seguramente sea uno de los más importantes y difíciles de lograr en los países desarrollados, ya que actualmente (nos guste o no) vivimos en una sociedad completamente consumista. Aquí no solamente interviene el factor gubernamental o empresarial, también influye considerablemente en el ciudadano de a pie, es decir, el consumidor que paga y decide comprar a pesar de que pueda ser o no necesario. Y no existen restricciones, nadie te espera en la puerta del establecimiento diciéndote “¿a dónde vas con 8 pantalones iguales?” o “¿para qué te compras el teléfono que acaba de salir al mercado si ya tienes el mismo modelo del 2017, 2018 y 2019?”. Por no hablar de ciertas estrategias empresariales más que conocidas, como la famosa obsolescencia programada, tornillos específicos de la marca (para que no lo puedas arreglar tú mismo), etc. Difícil de lograr en mayor o menor medida, es uno de los objetivos propuestos, lo que significa que es un problema reconocido y el cual se tiene intención de solucionar. Pero, ¿qué metas se propone este objetivo?
Las metas que se propone este ODS, a grandes rasgos, son las siguientes: aplicar el Marco Decenal de Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles (promueve la cooperación internacional en la dirección de la producción y consumo responsable, tanto a escala nacional como regional y ofreciendo especial ayuda a los países en desarrollo), lograr una gestión sostenible y un uso eficiente de los materiales, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial, reducir la producción de residuos (fomentando su prevención, reciclado y reutilización), asegurar conocimientos globales en materia de sostenibilidad (a través de la educación), limitar los subsidios a los combustibles fósiles, alcanzar un turismo eficiente que promueva la cultura y el producto local, ayudar a países en desarrollo para que puedan desarrollar modelos de consumo más sostenibles y hacer que las grandes empresas incorporen información de sostenibilidad en sus informes. Para evaluar el grado de cumplimiento de estas metas, cada una de ellas tiene un indicador propio, por ejemplo, el desperdicio alimentario se mide según el índice global de pérdida de alimentos y la reducción de residuos en porcentaje de material reciclado. También existen algunos documentos que ofrecen ciertas pautas para fomentar el cumplimiento de los ODS, por ejemplo, en este documento, a modo de guía, se exponen varias medidas enfocadas al ámbito empresarial para encaminar sus actividades en el cumplimiento de la Agenda 2030. Ahora que sabemos más o menos cuáles son las metas del ODS 12, veámos qué se ha hecho hasta ahora en estos cuatro años que lleva vigente.
Según el informe emitido por el secretario general de la ONU y en donde se hace un repaso a los progresos (o falta de ellos) realizados en la consecución de los ODS, no parece que se esté realizando el esfuerzo necesario para cumplir las metas establecidas en relación al ODS 12 con el objetivo 2030. De hecho, en el apartado del ODS 12 de este documento, se puede citar textualmente “el consumo material ha aumentado rápidamente en todo el mundo, lo mismo que la huella material per cápita, lo cual pone en grave peligro el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 y los Objetivos en general”. Sin embargo, este informe es de mayo de 2019, por lo que la mayoría de datos que utiliza pertenecen a 2018 o años anteriores. Respecto a los datos relacionados con el seguimiento de los ODS de los distintos países, estos no están obligados a documentar el seguimiento, este se podrá hacer y presentar de manera voluntaria a modo de “examen”, informando sobre lo bien o mal encaminados que van para alcanzar los objetivos y metas de los ODS. Debido a que muchos países no lo hacen y apenas hay datos disponibles, poco se puede decir sobre si se está haciendo o no un buen trabajo. En el caso de España, el último Examen Nacional Voluntario referente al seguimiento de los ODS fue en 2018, aunque se ha comprometido a presentar el informe voluntario en 2021. Como ya he mencionado, de 2018 apenas se pueden sacar conclusiones por la escasez de datos y de medidas tomadas, sin embargo, podemos decir que aparentemente en materia de residuos vamos por el buen camino, ya que se ha reducido la producción de residuos y se han aumentado los porcentajes de reciclado y valorización energética.
¿Se está haciendo lo suficiente?
Es muy pronto para poder hacer predicciones con los datos disponibles pero, si me tengo que mojar, diría que hasta la fecha no parece que se esté haciendo lo necesario. En el caso de España, lo único que se menciona en el informe presentado para el examen voluntario en referencia al ODS 12, es la mejora en la gestión de residuos, siendo este solamente uno de los once objetivos y metas dentro de este mismo ODS. Según un estudio más reciente realizado en 2019, parece existir cierta disparidad en cuanto al cumplimiento de los ODS por autonomías. En este documento se analiza la situación en la que se encuentra cada autonomía en función del grado de cumplimiento de 16 ODS (excluye el ODS 14 relativo a sostenibilidad de ecosistemas marinos). Aquellas regiones que aparentemente están haciendo un mejor trabajo, son el País Vasco, Navarra y Aragón; siendo Andalucía, Canarias, Murcia, Islas Baleares, Cantabria, Galicia, Extremadura, la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha aquellas que más trabajo tienen por delante. Las autonomías no mencionadas, son aquellas que están encaminadas en el cumplimiento de los ODS pero que todavía pueden dar mucho más de sí. Haciendo una simple cuenta, podemos ver que hay tres autonomías que van por el buen camino y nueve que tienen mucho que mejorar, lo cual no es precisamente un buen resultado.
No obstante, el éxito de los ODS reside en la actuación a nivel global, por lo que fijarse en un solo país de los más de los 190 que componen la ONU no es muy representativo. También, se debe tener en cuenta que lograr un gran reto como el que suponen los ODS no se hace de la noche a la mañana, requiere de muchos cambios (económicos, sociales, políticos, etc.) e involucrar a muchos sectores, siendo algo que inevitablemente requiere de mucho tiempo para hacer visibles los resultados. Todavía tenemos una década por delante para comprobar si efectivamente era cuestión de tiempo, o si solamente ha sido un idílico acuerdo entre países que nunca llegó a buen puerto.
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