La Educación Ambiental es un proceso educativo destinado a la formación de la ciudadanía a través de conocimientos y toma de conciencia para resolver problemas a escala global, conocer los valores sociales y adoptar hábitos de vida respetuosos con las personas y con el planeta. Pero no se trata de una enseñanza para niños (ese solo es el comienzo), sino para todos, pues esta se enfrenta a un desafío social en un mundo en el que la riqueza está injustamente repartida, y puede llegar a transformar las estructuras de gestión y redistribución de los recursos de la Tierra para avanzar hacia el desarrollo sostenible. Es esta una formación para resolver los problemas del planeta en los que indudablemente estamos involucrados, tanto en que somos contribuyentes, como afectados. Pero dejémonos de definiciones y vayamos al grano con el problema de la Educación Ambiental.

Las Naciones Unidas declararon el decenio 2005-2014 como la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), encargando a la UNESCO su puesta en práctica. Los documentos elaborados por ambas instituciones ya afirmaban que la adopción de una actitud consciente ante el medio que nos rodea depende en gran medida de la educación. Y qué razón tenían –y tienen-. El problema es que las cosas se dicen, pero no se hacen. O mas bien, no se hacen de la forma adecuada.

Al consultar la legislación y el currículo educativo de la LOMCE, se aprecia una educación en materia de medio ambiente integrada en muchas de las áreas (Ciencias Naturales, Valores Éticos,…). Y no solo eso, también programas en varias comunidades como las Agendas 21 Escolares, proyectos ambientales de distintos institutos o centros de educación ambiental que organizan actividades para escuelas. Si los programas de educación ambiental destinados a colegios e institutos son abundantes, ¿por qué es tan bajo el interés por el medio ambiente? ¿Por qué actuamos de forma absurda y despilfarramos todo a nuestro paso? La gente se deja las luces encendidas, el grifo abierto, tira colillas al suelo, no recicla y, en general, participa en un modelo de consumo basado en usar y tirar. ¿Qué nos pasa? ¿Nos falta Educación Ambiental?

Como ya se ha dicho, esta disciplina parece estar ya presente en el currículo educativo. Entonces, ¿cuál es la solución al problema de esta forma de conducta? Que podamos encontrar educación en materia de medio ambiente en el currículo educativo no significa que se enseñe de forma adecuada o que los alumnos aumenten su concienciación ambiental. ¿El problema está en los educadores o en nosotros mismos? Está más allá. La educación (y ya no solo relacionada con el medio ambiente) nunca debe reducirse solo a los centros educativos.

Las nuevas generaciones de niños (los mismos que deberán cuidar el planeta en un futuro) saben usar cualquier aplicación informática pero no diferencian los distintos contenedores de reciclaje. Los chavales que optan –si es que sus padres les preguntan- por la asignatura de religión, se saben el padrenuestro pero no tienen ni idea sobre el cambio climático. La Historia de España se resume en una lista de acontecimientos bélicos (plagados de ideología) y a nadie le suena lo que es la Economía Circular a pesar de saber hacer balances perfectamente. Miles de conocimientos imprescindibles se quedan fuera de ese currículo educativo.

Hace unos años, Ecologistas en Acción publicó ‘El currículum oculto antiecológico de los libros de texto’’, un estudio que muestra cómo los libros de texto de los centros educativos no mencionan la creciente insostenibilidad del sistema económico y social actual, y ocultan el deterioro antropogénico del planeta. En conclusión, expone cómo estos libros de texto legitiman un modelo de vida que no respeta al planeta y que ayudan bien poco a fomentar actitudes y comportamientos que sí lo hagan. El documento termina con un apartado titulado ‘’Una educación para la sostenibilidad’’ que comienza con estas palabras: ‘’Es evidente que no basta con cambiar las categorías mentales para mirar la realidad. Se hace necesaria una educación y una cultura de la sostenibilidad que impregne todos los aspectos de la realidad, pues la posibilidad de las próximas generaciones de seguir viviendo está siendo gravemente amenazada. En buena parte del planeta ya lo está también la generación presente’’.

Ahora más que nunca, es de mayor importancia esta educación por encima de talleres, charlas o meros aportes en las materias que no llegan a abarcar su real importancia. Necesitamos esta formación no solo en colegios, institutos y Universidades, sino en todos los ámbitos de nuestra vida. Dicen que la Educación Ambiental es la hija del deterioro ambiental. No hemos empezado a preocuparnos por ella hasta que lo hemos arrasado todo. Las condiciones de vida del planeta se deterioran a velocidad creciente y la huella ecológica aumenta. Debemos cambiar la manera de comprender el mundo desde los ámbitos disciplinarios hasta los márgenes del sistema, y para ello es necesaria una normativa que lo asegure, pero también un cambio de conciencia, de hábitos y de modelo de vida en general que empieza en nuestros hogares. La sostenibilidad global comienza por la sostenibilidad personal.

 Yasmín Tárraga

Fuentes:

La educación ambiental, una genuina educación para el desarrollo sostenible, María Novo.

El currículum oculto Antiecológico de los libros de texto, Ecologistas en Acción.

Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria.

Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato.