Fotografía: Piotr Chrobot on Unsplash
Sobran las razones para protestar este viernes. Ni siquiera hace falta invocar la emergencia climática
Veganos a la fuerza y yendo al mercado con bolsas sucias de varios usos: este es un ejemplo de la triste vida que nos aguarda si hacemos caso de los agoreros del clima, según los portavoces del lobby petrolero (por llamarlo así). Desde un punto de vista diametralmente alejado, en 350.org proporcionan esta secuencia de ideas:
- El planeta se calienta.
- Por nuestra causa.
- Estamos seguros.
- Eso no es bueno…
- Pero podemos arreglarlo.
Esta secuencia refleja el consenso universal de la ONU y su departamento climático, el IPCC.
Es una razón muy sólida para hacer huelga climática este viernes, 27 de septiembre. Se trata de evitar el desastre sin precedentes que nos amenaza si seguimos llenando la atmósfera de CO2 y la temperatura global sube dos grados.
Pero hay otras razones para la huelga climática. En vez de evitar una catástrofe climática arrojando ceniza sobre nuestra cabeza (dejando de comer carne, de usar la calefacción y el aire acondicionado, de usar el coche, etc.), se trata de vivir mejor, así de sencillo.
Podemos hacer huelga climática este viernes porque queremos vivir mejor, más sanos y distraídos, en un mundo menos contaminado y violento. En el que podamos comprar comida fresca de calidad sin gastar una fortuna, o movernos por la ciudad sin tener que soportar el ruido y el humo de los coches diésel. O enfriar y calentar nuestra casa a coste muy bajo gracias a sistemas de climatización basados en energías renovables. O simplemente reducir a la mitad el recibo de la luz porque la electricidad se produce a base de viento, agua y luz solar. Tampoco estaría mal que dejáramos de producir tanta basura, y ya puestos que se corte el continuo flujo de sustancias tóxicas a nuestro medio ambiente. Sin olvidar conseguir que no sea necesaria la guerra para regular el precio del combustible que llena el depósito de nuestro coche. Y que tampoco sea necesario maltratar a millones de animales para obtener carne solo aparentemente barata y de muy mala calidad.
El argumento clásico del lobby petrolero (por llamarlo así) es que vivimos muy bien (al menos en Occidente) y que la emergencia climática no existe. Pues ocurre que queremos vivir mejor, con o sin catástrofe climática en el horizonte.
Aquí surge otra clásica objeción: ¿No podríamos confiar en la evolución natural de nuestra sociedad? Poco a poco, crearíamos un mundo más verde y todos contentos. ¿Por qué hacer una huelga climática? Pues para que los que tienen la responsabilidad de la producción escuchen y actúen, al fin, en la dirección de un mundo viable.
Ahora mismo no lo hacen por una cuestión de dinero. Esta frase lo explica: «la sostenibilidad del medio ambiente va de la mano de la sostenibilidad económica», que traducido quiere decir: si no seguimos obteniendo grandes beneficios, olvidaros de las energías renovables y otras tecnologías verdes. Las declaraciones en este sentido se multiplican, de la mano de falacias enormes como la «neutralidad tecnológica» (que aduce que todas las tecnologías, hasta las más sucias, deben participar en nuestro abastecimiento energético).
Hay razones de sobra para la huelga climática de este viernes 27 de septiembre… incluso si nos olvidamos de la emergencia climática y la llamamos simplemente «Una Iniciativa para Mejorar».
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