Fotografía: Jens Mahnke desde Pexels 

Además del top five de electrodomésticos inútiles (aspiradora, secadora, tostadora, microondas y lavavajillas), hay otros muchos armatostes que la industria nos ofrece y que no sirven para nada. A pesar de lo cual, son cada vez más populares y comienzan a estar en un número significativo de hogares. Eso no es nada malo si eres aficionado a la tecnología por la tecnología, pero deberías saber que no van a facilitar tu vida en absoluto y, por el contrario, van a subir tu factura de la luz (y eso no le conviene nada ni a tu bolsillo ni al planeta) y van a aumentar tus gastos en general.

El problema de estas máquinas es que no resuelven ningún problema, y en cambio suelen añadir otros, consumo incrementado de energía eléctrica, por ejemplo. Es decir, su Tasa de Retorno de Utilidad Electrodoméstica (TRUE) es muy baja e incluso negativa. Por ejemplo, programar un robot aspirador lleva más tiempo que barrer la habitación con una vulgar escoba o pasar la mopa, o hacer un café de cafetera lleva solo un minuto más que usar la cafetera de cápsulas, y nos ahorramos aumentar la cantidad de residuos que van a nuestro cubo de la basura, etc.

Vamos a ver algunas de estas novedades baldías:

El robot barredor y aspirador

En forma de platillo volante, se supone que se mueve pausadamente por toda la casa recogiendo y aspirando la suciedad. Algunas versiones son capaces de fregar el suelo. Suele incorporar una extraordinaria tecnología de geolocalización, capacidad de memorización de las estancias de la casa, conexión wifi, control vía smartphone, etc. Cuesta más de 200 euros, sin contar la energía que consume y sus consumibles, como bolsas desechables donde recoger el polvo.

Una escoba, cepillo o mopa, con recogedor de palo largo, cuesta veinte veces menos y te permite dejar como una patena los suelos de un piso mediano en cuestión de minutos. Como ventaja adicional, barrer te permite levantarte del sofá unos minutos y hacer un poco de ejercicio, y evitar que tu vecino o vecina de abajo te mire mal por poner en marcha un robot golpeando muebles y paredes mientras intentaba estar tranquilamente en su casa.

La cafetera de cápsulas

Generalmente de diseño modernista, con muchos cromados y formas aerodinámicas. Funciona conectada a la corriente eléctrica y necesita unas cápsulas especiales de aluminio llenas de café en polvo. Se coloca la cápsula, se enciende la máquina y ya tienes un café. La máquina en sí no es muy cara, pero las cápsulas salen por un ojo de la cara, en torno a 40 céntimos por taza de café.

El problema fundamental de esta máquina es que pierdes el noble y antiguo arte de hacer café. Los cafeteros de verdad disfrutan buscando buena materia prima, mezclando las variedades de café en proporciones que se transmiten de padres a hijos y, por último, aplicando agua hirviendo en la proporción adecuada, a poder ser en cafetera italiana. Las máquinas de cápsulas son completamente estándar. Si quieres muy buen café, hazlo tu mismo. Si lo que quieres es rapidez y comodidad, compra un bote de café instantáneo.

La procesadora de ropa: una máquina que plancha, aromatiza y dobla

Este aparato todavía no se vende en las tiendas, es un concepto que las grandes marcas están tanteando. Pero ya se ve por donde va la cosa: tras la lavadora (el invento más genial de la historia), la secadora (útil en circunstancias muy concretas, en general completamente inútil y fácil de sustituir por una cuerda y unas cuantas pinzas) y ahora el robot procesador (plancha, aromatiza y dobla la ropa).

Como en el caso del lavavajillas, además de ser caro y consumir energía eléctrica en cantidad, no puedes arrojar un montón de ropa recién lavada en el interior y esperar que salga por una puertecilla una pila de ropa pulcramente planchada y doblada. Hay que preparar todo el asunto, de manera que no sale a cuenta. No obstante, las grandes empresas no cejan en su empeño de vendernos una procesadora de ropa.  Eso sin tener en cuenta la cuestión de crear la necesidad de que nuestra ropa sea perfumada antes de ponérnosla.

El altavoz inteligente

El altavoz listo que atiende peticiones y responde a las preguntas de su dueño se hizo famoso hace unas semanas cuando se publicó que un loro lo había estado utilizando para encargar cestas de frutas, al parecer sin éxito. Varias marcas venden este artilugio, que es una versión tocha del clásico asistente personal de los smartphones. La publicidad del producto describe sus habilidades, que no llegan muy lejos: por ejemplo: “Alexa, apaga la luz”.

Es evidente que el asistente no va a responder a las Grandes Cuestiones (a donde vamos, de donde venimos, etc. ) y para apagar la luz o poner esta u otra canción no hay más que hacer uno o dos clics en el lugar correspondiente.

 

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