Entre el 14 y el 16 de junio se celebró en Madrid Genera 2022, Feria Internacional de Energía y Medioambiente, una feria apta para todos los públicos aunque más dirigida a las empresas del sector energético. Al entrar, lo primero que se produce es una sensación de esperanza al ver tantas entidades promocionando energías renovables. Y eso que solo estaban para la comercialización. Es posible que esa sensación esperanzadora hubiera sido mayor si después se visitara el Foro de las Ciudades, unos pabellones más al sur, donde se podrían ver cómo integrar estas energías en la ciudad. Pero ahora nos quedamos en Genera 2022. Tras un paseo se empieza a percibir algo: la energía fotovoltaica es protagonista sin discusión. Para un país como el nuestro, hablar de energía solar tiene mucho sentido pero, si pensamos en nuestro consumo energético, tenemos que ser conscientes de que para satisfacer nuestras demandas de energía no podemos solo utilizar energía solar.
En España, no llegamos al 50% de la electricidad renovable. Un 10% del total es solar. Si actualmente ya cuesta cubrir la demanda eléctrica ¿qué pasará cuando la flota automovilística o más procesos industriales también sean eléctricos? El reto se antoja difícil y las baterías para acumular los excedentes, no pintan como algo fiable a corto o medio plazo: la tecnología todavía tiene que mejorar y la escasez de ciertos materiales encarecen mucho su precio.
Obviamente tenemos que reducir nuestra demanda de energía si queremos salir exitosos de esta transición energética aunque, a la vez, podemos hacer entrar en juego otras opciones para tener un mix energético con más alcance y más fiable. En otro artículo ya hablamos de qué podemos esperar de las energías renovables en el futuro. Pero la realidad es que las opciones ya están aquí y en la feria pudimos ver algunas de ellas.
Empecemos hablando de la aerotermia. Esta tecnología sigue procesos físicos que intercambian calor con el aire exterior. Con este proceso podemos climatizar nuestros hogares y tener agua caliente de una manera muy eficiente. Tiene el inconveniente de que para hogares ya construidos no siempre es apto (por ejemplo si contamos con radiadores de hierro fundido) y en otros a lo mejor habría que redimensionar las instalaciones (ya que la temperatura que alcanzan es menor y a lo mejor requeriría de algún radiador más). Pero para casas y edificios de nueva construcción se presenta como una gran opción. Como anécdota, en algún momento se hizo referencia a la combinación de placas fotovoltaicas, suelo radiente y aerotermia como “la Santísima Trinidad”. Eso sí, la Santísima Trinidad , todavía no es apta para todos los bolsillos.
Prima hermana de la aerotermia es la geotermia: procesos físico por el que se intercambia energía calorífica entre un fluido y el terreno. Hemos oído hablar de la geotermia de Islandia que da electricidad a gran parte de su población. Pero no estamos hablando de esa escala sino de una más pequeña que aprovecha directamente la temperatura a la que se encuentra la tierra unas cuantas decenas de metros bajo la superficie. Esto es lo que se llama geotermia de baja entalpía. Este intercambio es mucho más estable y eficiente que el que se produce con el aire al tener la tierra más densidad y conductividad que el aire. Aunque no sea fácil, existen ejemplos de edificios existentes que se han rehabilitado para instalar geotermia. Uno de esos ejemplos es el Recinto Santa Pau que nos permiten hacernos una idea del potencial que tiene esta tecnología.
Otra fuente con poco protagonismo en la feria fue la biomasa. La biomasa es materia de origen orgánico de la que se extrae energía térmica, generalmente, quemándose (aunque hay otros procesos). La biomasa tiene la ventaja de que la liberación de CO2 neto es el mismo que absorbió la planta durante su crecimiento. Por eso se considera de emisiones netas cero. Y, seguramente, cuando hablamos de biomasa muchísimas personas pensarán en leña. Pero el mundo de la biomasa va mucho más allá. En España, por ejemplo, se usan restos agrícolas o de procesos industriales como los de la aceituna. Y esto tiene una gran ventaja: la reducción de residuos y el fomento de la economía circular.
Durante Genera 2022 pudimos hablar con una profesional del sector de la biomasa que nos contó cómo se están investigando todo tipo de residuos en la producción, incluso residuos no considerados biomasa. Estos se estudian para ver si son viables y se investigan procesos para que no tengan impactos. Así se puede conseguir que las industrias reduzcan sus residuos a la vez que su consumo de combustibles fósiles.
En definitiva, Genera 2022 nos ha enseñado que ya estamos en ese futuro donde las energías renovables son una realidad. Sin embargo, la realidad nos dice también que estamos todavía lejos del escenario deseado. Es por ello que hay que seguir por el camino de la implantación de energías renovables, diversificando las fuentes de energía, a la vez que reducimos nuestro consumo y mejoramos la eficiencia energética.
Texto e imagen: Darío Montes
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