El cambio climático ya está aquí. Desde hace unos cuantos años podemos notar en nuestra piel temperaturas extremas que cada año baten marcas. Sin embargo, no está la última palabra escrita y aún podemos trabajar para que nuestros hijos no vivan un mes de octubre con 45º C. Para ello os voy a proponer un simple juego, volver a nuestra infancia.

Seguramente todos recordaremos de nuestra infancia aquel juguetes con ruedas que nos servían para salir de nuestro barrio y explorar otros mundos

Volviendo al presente, yo actualmente utilizo la bicicleta prácticamente para cualquier desplazamiento inferior a 10 km. En ese rango incluyo ir a la biblioteca, ir a la playa, ir al trabajo (¡Con el portátil colgado y todo!), etc. En este momento el número de personas identificadas conmigo habrá descendido. A continuación expongo algunas de las principales razones por la que la gente ya no utiliza la bicicleta.

  1. Pereza
  2. Cuestas arribas
  3. Agujetas
  4. Incomodidad del sillín
  5. Imagen de alto estatus por usar el vehículo privado
  6. Miedo al robo
  7. Falta de protección ante un accidente de circulación
  8. Falta de carriles bici

Sin embargo estos argumentos son fáciles de desmontar.

Para empezar la pereza, las cuestas arriba y las agujetas se eliminan tras usar la bicicleta regularmente durante las primeras 2-3 semanas, ya que a medida que pedaleamos tonificamos y fortalecemos nuestro tren inferior.

Para aquellos que le han declarado la guerra al sillín os recomiendo paciencia (a las pocas semanas el sillín será una extensión natural de nuestro cuerpo) y que compréis un protector para él mismo, para que así el sillín esté más blando.

Para aquellos que consideran que la bicicleta es para perroflautas (espero que pocos) solo tengo que decir que desde que me muevo en bicicleta percibo que la gente me valora más por mi compromiso con el medio ambiente y que empiezan a ver las ventajas de usar la misma.

Puedo entender el miedo al robo de vuestra bicicleta. Para evitar que los amigos de lo ajeno os birlen vuestro medio de locomoción os voy ha hacer una recomendación un tanto extraña pero que suele funcionar. ¿Os acordáis del trozo de chatarra del sótano? Me refiero a la bicicleta de vuestra adolescencia o a la de vuestros padres. Pues bien, es hora de recuperarla.

Una bicicleta nuevecita, brillante, con frenos de discos hidráulicos, con amortiguadores y fácilmente desmontable es mucho más apetecible que una bicicleta vieja con el cuadro medio oxidado, con frenos de zapata y sin posibilidad de quitarle el sillín sin una llave inglesa. Por ello os recomiendo usar una bicicleta vieja, con una aspecto que no llame la atención de los chorizos.

Yo personalmente tengo 2 bicicletas, una de hace 5 años con todos los complementos y fácilmente desmontable que utilizo cuando quiero hacer una ruta ciclista por ocio, y una con más edad que yo (es cierto), de segunda mano y que pide a gritos una mano de pintura que utilizo para hacer todos los recados y para moverme por la ciudad. Con esta estrategia puedo aparcar la bicicleta con la tranquilidad de saber que nadie me la va a robar.

También recomiendo evitar dejar objetos en la bicicleta que sean fácilmente desmontables (luces, caja de herramientas, reflectantes, etc.). Para ello lo mejor es llevar una pequeña mochila donde meter estos artículos una vez hemos aparcado la bicicleta.

Si queréis comprar una bicicleta en un chatarrero o de segunda mano, aseguraos de que la bicicleta no es robada, puesto que lo último que queremos es fomentar el robo, además de la posibilidad de tener problemas con la policía o con el anterior dueño de la bicicleta. Una buena idea es pedir una factura con todos los datos de la bicicleta recién adquirida.

Una buena idea para recuperar nuestra bicicleta en caso de robo, es instalar un pequeño GPS dentro del manillar o del cuadro, para que así la podamos localizar. También es interesante tener fotos de la bicicleta y en caso de robo difundirla entre las redes sociales. De esta forma se propicia la colaboración ciudadana en la búsqueda de la bicicleta.

En cuanto a los accidentes de tráfico, mi mejor recomendación es la máxima precaución, puesto que si una bicicleta se enfrenta a un coche, el 100% de los casos pierde. Por ello lo mejor es usar el carril bici si existe, respetar las señales de tráfico y los semáforos (no seáis como los ciclistas daltónicos que no diferencian entre el verde y el rojo de los semáforos). En este caso es mejor usar vuestro instinto, si consideráis que en una carretera hay demasiado tráfico o que un cruce es muy peligroso, podéis ir por la acera andando con la bicicleta hasta que se pase esa situación de peligro.

Si estamos ante el caso de que no se es muy ducho en el uso de la bicicleta, o directamente no has montado nunca en bicicleta, es mejor ir a una gran explanada o un parque a practicar, puesto que muchos de los accidentes que se producen son de usuarios de la bicicletas que se ponen nerviosos y pierden el control de su bicicleta. Así que tranquilidad y confianza cuando se sale a la carretera con la bici.

Finalmente vamos a tratar el tema de los carriles bici. Es cierto que en las ciudades españolas (salvo casos puntuales como Sevilla y Barcelona) la red de vías ciclables están muy mal diseñadas, ya que  faltan conexiones dentro de la misma. Sin embargo, las administraciones están abriendo los ojos ante este problema y están apostando por la movilidad sostenible, así que dentro de unos años las ciudades dejaran de ser hostiles a la bicicletas y permitirán a los ciudadanos desplazarse por una amplia red de carriles bici y de llevar sus bicicletas en los autobuses o metros.

Para que este cambio se produzca lo más rápidamente posible es necesario que los políticos vean muchas bicicletas en las calles y que comprueben que los carriles bici son una necesidad real de la población. En este punto quiero destacar que en una macroencuesta llevada a cabo por el Ayuntamiento de Madrid, los ciudadanos apostaron por invertir en carriles bici, lo cual demuestra que la movilidad sostenible está en aumento, así que súbete a la bicicleta.

Después de este artículo puedo concluir que os habéis quedado sin excusas, así que ya es hora de dejar de montar sobre las excusas y empezad a montar sobre la bicicleta. Vuestra salud y el medio ambiente os lo agradecerán.

Por: Santiago Fernández

@santidanifp