No existe mejor definición de ruido que esta clásica: «sonido sin valor» (la RAE dice «sonido inarticulado, por lo general desagradable»). En realidad se queda corta, porque estudio tras estudio demuestran que el ruido excesivo afecta muy directa y negativamente a la salud. Aquí os mostramos algunos trucos para reducir la cantidad de ruido que producimos.
• Compra silencio. Muchos electrodomésticos, como lavadoras, frigoríficos o aparatos de aire acondicionado, indican la cantidad de ruido que producen en su etiqueta. Elige siempre los que indiquen un nivel más bajo de decibelios (marcados dB en la etiqueta), en lavadoras menos de 60-70 y en frigoríficos de 40 (en este caso hay que tener en cuenta que es un ruido continuo).
• Practica una conducta lo menos ruidosa posible. Tenemos muchas oportunidades, desde cerrar la puerta de la casa sin estruendo a usar cascos, si te gusta la música a todo trapo. O evitar acelerones en el coche o la moto. Excepto en la noche de fin de año, vigila que tu casa no sea una fuente de estruendo para los vecinos. Eso es más fácil ahora que la mayoría de los aparatos de entretenimiento usan escalas numéricas de volumen sonoro. Marca un límite y no lo superes.
• Cuidado con el aire acondicionado. Si vas a instalarlo, no coloques el compresor en el patio de vecinos. Súbelo al tejado o a la azotea. Y procura no tenerlo todo el tiempo encendido, a máxima potencia.
• Piensa en mejorar el aislamiento acústico de tu casa. Reducirá tanto el ruido procedente de tu casa que pueda molestar a los vecinos como el ruido exterior que te pueda afectar. Puedes hacer muchas cosas, desde plantar algunos arbustos frondosos en el balcón hasta colocar paneles especiales absorbentes del ruido.
• Aproximadamente el 80% del ruido urbano lo genera el tráfico: muévete en silencio. La manera más radical de hacerlo es caminar o usar la bicicleta. Si manejas un coche eléctrico, reduces a casi cero el ruido del motor, aunque no el ruido procedente del golpeteo de las ruedas sobre el asfalto. Por esta razón, reducir la velocidad es la mejor medida contra el ruido al conducir. Sea cual sea el motor de tu coche, reduce la velocidad a 30 km/h en la ciudad. Si vas a comprar neumáticos, fíjate en el nivel de ruido que indica su etiqueta. Por supuesto, el claxón sólo se debería usar cuando no haya más remedio.
• Protesta contra el ruido ajeno, contribuye a bajar el nivel. Muchas personas particulares o actividades empresariales (fábricas, bares y así) no saben que son muy ruidosas, porque nadie se lo ha dicho. En la mayoría de los casos, el exceso de ruido se puede resolver amistosamente.
• En el peor de los casos, confía en la justicia. Hay buenas noticias al respecto: desde la ley del Ruido de 2003, los tribunales han determinado en varias ocasiones que la exposición a un ruido excesivo equivale a una agresión física y que debe ser tratada como tal a la hora de pedir responsabilidades. Aunque todavía, no todos los ayuntamientos, sobre todo los de menos de 5.000 habitantes, disponen de equipos de medida de ruido que les permita tomar medidas.
Jesús Alonso Millán
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