La década que se avecina va a ser crucial para la transición a un modelo de energía más sostenible. Es verdad que llevamos ya unas cuantas décadas cruciales en este sentido, por lo menos desde los tiempos del protocolo de Kioto (1997). Pero ahora, al menos en España, ha surgido un nuevo factor que antes no existía: las centrales nucleares están a punto de cumplir, todas ellas, cuarenta años.
Hay ahora mismo siete centrales nucleares en funcionamiento en nuestro país. Haga frío o calor, hora tras hora, día tras día, los siete grupos están en funcionamiento y enviando electricidad a la red, aproximadamente un 20% del consumo total. Dentro de cuatro años, en 2021, tendrá que cerrar Almaraz I (1 TW de potencia, como las seis restantes). Dos años después, en 2023, cerrarían Ascó I y Almaraz II. El año siguiente, Cofrentes. En 2025, Ascó II. Y ya solo quedarían Vandellós II (en 2027) y Trillo (en 2028).
Quiere decirse que perderíamos una media de un 10% de potencia nuclear cada año durante la década 2018-2028. Es justo lo que necesitamos para que las renovables tomen el relevo de manera pausada y produzcan toda la electricidad necesaria. El estirón renovable de la década que viene deberá pasar del 40% de electricidad verde actual al 90%. La tecnología existe (parques eólicos marinos, centrales termosolares, paneles fotovoltaicos de alto rendimiento, sistemas de almacenamiento de energía, centrales hidroeólicas).
La ventaja de un cierre paulatino y ordenado de toda la potencia nuclear existente es que encaja perfectamente con la gran expansión prevista de la energía sostenible. Hay que tener en cuenta que, actualmente, las nucleares son un obstáculo formidable a las renovables. Las centrales de gas y las de carbón se pueden apagar sin dificultad cuando el sistema renovable funciona a pleno rendimiento, pero las nucleares no se pueden apagar y volver a encender como si tal cosa. Lo que sí pueden hacer es cerrar una tras otra, de manera ordenada y predecible, hasta 2028, año en que podemos tener un sistema energético sostenible bastante decente.
Actualmente, después de las ayudas que se otorgaron para la construcción de Centrales de Ciclo Combinado, no habría problema para cerrar todas las centrales nucleares españolas, en el plazo de 1 año.
Por otro lado, la capacidad de rápida implantación que tienen las energías renovables, también podrían cubrir ese «hueco» que dejarán las centrales nucleares, si se acaba con leyes como la llamada «Impuesto al sol». Este impulso de las energías limpias, provocaría que se ofertaran miles de puestos de trabajo y de la creación de cientos de pequeñas y medianas empresas.
Por otro lado, un país donde el turismo representa buena parte de su P.I.B, no puede tener la insensatez de contar con la posibilidad de un accidente nuclear como Fukushima o Thernobyll.
Por puestos de trabajo, ahorro en la balanza comercial de España, futuro, salud y coherencia, apostemos por las energías renovables.
el título de este artículo se presta a confusión.
las nucleares no tienen ningún papel, tienen que cerrarse en el año para el que fueron programadas y ya está.
son las renovables y la investigación en esta línea y la inversión la que juega el papel del cambio.
el artículo bien, el titulo mal. Da la razón a los pronucleares, si no se leen el artículo que es lo que pasa en la mayoría de veces, que mucha gente solo lee el titular.