Tres tristes verdades sobre los coches eléctricos: son demasiado caros, su autonomía no supera los 200 km/h y la cuestión de la recarga no está resuelta ni de lejos.

Una ojeada a los modelos más accesibles para el posible comprador de un coche eléctrico muestra que hay que tener mucho valor y mucho dinero para comprarse un coche sin tubo de escape. Parece ser que los precios arrancan en los 25.700 € del Nissan Leaf y de ahí se colocan en torno a los 30.000 para el Renault Zoe (que ofrece opción de alquilar o comprar la batería), Hyundai Ioniq (la versión 100% eléctrica) y Opel Ampera. Hacia los 40.000 € tenemos el Kia Soul y el Volkswagen e-Golf.

El resultado es que el año 2016 los eléctricos puros vendieron 2.838 unidades, un 0,24% de las ventas totales. En enero de 2017 se vendieron 271, algo más que el año anterior. Los híbridos se venden mucho mejor, diez o veinte veces más que los eléctricos, pero no superan el 5% de las ventas totales.

El antiguo plan Movele, que resultaba bastante sustancioso (hasta 6.000 € de subvención por vehículo) se ha unido al plan PIMA aire (principalmente para vehículos comerciales) en el nuevo Movea, que ayuda a la compra de vehículos de combustible alternativo, es decir eléctricos, de GLP (gas licuado de petróleo, como el butano y el propano) y de gas natural. Como novedad, el Movea incluye ayudas para la instalación de puntos de recarga.

Hace poco que se habilitó la web para hacer todas las gestiones necesarias, http://www.moveaplan.gob.es/, pero la propia página informa de “Línea cerrada a solicitudes” cuando se entra en el apartado correspondiente.

Contrasta la tranquilidad de los fabricantes con el no-arranque del Movea (Nissan ha lanzado una especie de Plan Movea propio para impulsar las ventas de su Leaf, lo que explica su relativamente bajo precio) con su persistencia en reclamar sucesivos Planes Pive  de ayuda a la compra de coches nuevos, siete en total en siete años, con una dotación cien veces superior a los planes de fomento del coche eléctrico. Ahora mismo parece que no va a haber Pive 8 y a este paso tampoco Movea 2017.

La experiencia del futuro comprador de un coche eléctrico es realmente decepcionante. Lejos de entrar en contacto con una tecnología revolucionaria, limpia y barata, se encuentra en el concesionario con vehículos muy caros, que ni siquiera llegan a los 200 km de autonomía (en realidad, se apresuran a  decir los vendedores, llegas a los 150 con suerte), que pueden tener graves problemas con las baterías y que carecen de una solución de recarga eficaz y universal.

Da la sensación, seguramente errónea, de que las grandes marcas no tienen ningún interés en el coche eléctrico. En realidad, parece que el coche eléctrico funciona como una cortina de humo (dicho así) que permite lavar la cara de los fabricantes mientras venden el 99,8% de los coches del mercado, de motor térmico por supuesto. Como decía Luca de Meo, presidente de SEAT en Autopista, febrero de 2017: “Antes de lanzar producto, tenemos que vender lo que tenemos”. Lo que tenemos es un inmenso stock de coches de motor térmico, con toda su parafernalia y tecnología asociada, que ahora mismo ningún fabricante se ha tomado en serio remover ni cambiar. Por cierto, todos ellos anuncian coches eléctricos realmente buenos para 2018. O el año siguiente, o el otro.

Jesús Alonso Millán