Fotografía: Republica en Pixabay

Gracias a El Comidista, la interesante web alimenticia, ha conseguido difusión la Asturcilla, que como su nombre indica es una versión de las populares pastas de leche, cacao, avellanas y azúcar. En realidad la Asturcilla es cómo deberían ser estos productos si el mundo fuera un lugar mejor de lo que es.

La Asturcilla, para empezar, tiene un 25% de avellanas (ablanas en asturianu), procedentes de avellanos libres de pesticidas del oriente de Asturias o bien, si no alcanza la producción, de ecoavellanos de Cataluña. La leche (también ecológica) viene de Nava, muy cerca de Cabranes, home of the Asturcilla. El aceite de girasol (ecológico) procede de Burgos. La parte dulce la aporta la panela (caña de azúcar sin refinar) y no supera el 25% del producto.  El cacao procede de la República Dominicana, de la Fundación Dominicana de Productores Orgánicos (FUNDOPO). Como se ve, más de la mitad de los ingredientes proceden de un radio limitado en torno a Cabranes.

El resultado final es ambrosía comparado con las cremas de cacao y avellanas más habituales. El único problema de la Asturcilla es el precio y la distribución. No es fácil de encontrar fuera de Asturias y la producción es limitada. En tarro grande el kilo sale a 16,6 €.

Los dos productos más populares de tipo pasta de avellana, Nocilla y Nutella, son muy distintos a la Asturcilla. Nocilla da una información bastante parca en su web sobre el origen de sus ingredientes: leche desnatada y en polvo, cacao “natural” (se justifica esta denominación porque “no ha sido sometido a ningún tratamiento químico”), avellanas “procedentes de la cuenca Mediterránea”, azúcar de remolacha, aceite de girasol y manteca de cacao.

Tiene un 56 % de azúcar (sacarosa pura, se entiende), y el siguiente ingrediente en importancia es el aceite de girasol, entre los dos suponen más de 80% del contenido. Solo contiene un 4% de avellanas. Nocilla no utiliza aceite de palma, y de hecho coloca en sus tarros una llamativa etiqueta, “SIN aceite de palma”. En tarro grande, el kilo sale a 7,5 €. Teniendo en cuenta que un kilo de azúcar sale a 0,7 €/kg y un litro de aceite de girasol a 1,3 € (en la tienda, muy superior al coste mayorista), no es un precio tan barato como parece.

Nocilla no se preocupa por informar sobre el origen o la calidad ambiental de su producto, al menos en su web oficial nocilla.es. Muy al contrario, su principal competidora, Nutella, proporciona una información muy detallada sobre la sostenibilidad de sus ingredientes.

El azúcar procede en un 75 % de remolacha azucarera de procedencia europea y en un 25% de azúcar de caña refinado de Brasil, India, México y Australia. Nutella está asociada a  «Bonsucro – Better Sugarcane Initiative«, una de las muchas certificaciones de sostenibilidad alimentaria que existen. Como nota extraña, la empresa asegura: “Únicamente adquirimos azúcar en cristales”.

A diferencia de Nocilla, Nutella sigue usando aceite de palma, procedente de Indonesia y Malasia. El aceite está certificado por la RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil). Como en el caso de Nocilla, el azúcar (57%) y el aceite de palma suponen las tres cuartas partes aproximadamente del producto. Un punto a favor de Nutella es que tiene un 13% de avellanas. Según la web oficial, las avellanas utilizadas crecen principalmente en la costa mediterránea, en su mayoría en la región turca del Mar Negro, pero también en Italia, especialmente en las regiones de Piamonte, Lacio y Campania.

No se indica el origen de la leche en polvo utilizada. El cacao procede principalmente de África Occidental. Como era de esperar, el cacao de Nutella tiene convenios con varias certificaciones de calidad ambiental y sostenibilidad, como UTZ Certified, Rainforest Alliance y Fairtrade Certified. La cosa se complica con la lecitina de soja, que procede principalmente de Brasil, India e Italia. Por último, el aroma de vainilla es a base de vainillina (un aroma sintético). En tarro grande, el kilo de Nutella sale a 6,6 €.

En resumen, la crema de avellanas y cacao de verdad cuesta más del doble que el simulacro o sucedáneo industrial. En realidad la Asturcilla no es cara, teniendo en cuenta que todos sus ingredientes son de agricultura ecológica y que tiene una parte de avellanas de verdad en su composición, con solo otra cuarta parte de azúcar integral o panela. Nocilla y Nutella, por el contrario, venden un producto que es en sus tres cuartas partes sacarosa y aceite refinado, así que no son tan baratas como parecen.

El precio de venta al público y su distribución masiva les aseguran grandes ventas, que la Asturcilla no podría ni soñar. Es un ejemplo de la alimentación doble hacia la que vamos a toda velocidad: comida de verdad por un lado, percibida como cara y elitista por un lado, y simulacros alimenticios de distribución masiva, percibidos como baratos y que son los que terminamos comprando, que el sueldo no da para más. ¿No habrá una tercera vía en alguna parte?

Jesús Alonso Millán

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