Desde una perspectiva psicofísica, el ruido se puede definir como un sonido no deseado. Esta definición tiene, por tanto, una componente física –el sonido– que se puede cuantificar y otra subjetiva que es la molestia. Por lo tanto, se trata de una temática difícil de medir por depender de la diferente percepción que tienen las personas sobre el ruido. El nivel de sonido se mide en decibelios (dB), y más concretamente en dBA (ponderación realizada al aplicar un filtro que discrimina las frecuencias a las que responde el oído humano). Mientras que los ruidos por encima de 120 dBA causan daños físicos sobre el oído, como rotura de tímpano, un ruido por encima de 85 dBA, durante un tiempo prolongado, puede producir pérdida de audición y otras lesiones auditivas. El daño auditivo depende del nivel de ruido y el tiempo de exposición.
Pero el ruido también puede ocasionar molestias u otros efectos adversos sobre la salud. Por debajo de 70 dBA no hay daño auditivo, pero sí otros problemas de salud y bienestar que dependen de la susceptibilidad individual. Teniendo en cuenta que, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, no la mera ausencia de enfermedad”, el ruido puede originar molestias y afectar a diferentes aspectos de la salud, dependiendo del nivel de sonido, el tiempo de exposición y la sensibilidad de las personas.
Según indica en la web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se entiende por contaminación acústica la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, que impliquen molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente.
Por tanto, conforme a la percepción del ruido por las personas, debido a diferentes factores que influyen en su subjetividad –energía sonora, característica del sonido, tiempo de exposición, espacios o momentos del día, nivel de concentración requerida, etc.–, la contaminación acústica produce efectos adversos auditivos y no auditivos sobre la salud. Diversos estudios describen que los efectos nocivos pueden ser bien psíquicos (malestar, inquietud, agresividad, pérdida de concentración, perturbación del sueño, interferencia en la comunicación…) o bien alteraciones vitales y patologías (respiratorias, cardiovasculares, hormonales). De acuerdo a los umbrales para los que hay evidencias de estos efectos adversos, se considera un nivel acústico adecuado 55 dBA y menos de 40 dBA para un sueño de calidad.
Pero la realidad actual es que el ruido se ha convertido en una de las principales molestias medioambientales en áreas urbanas y uno de los principales riesgos tanto para la salud mental como para la física y el bienestar. Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el 20% de la población europea está expuesta a niveles de ruido prolongados que resultan perjudiciales para la salud. En este sentido, se han elaborado recomendaciones para informar y sensibilizar a la ciudadanía, normativa que regula los niveles de ruido permitidos –reglamentos, y ordenanzas municipales; leyes autonómicas y RD; ley estatal del ruido (Ley 37/2003, del Ruido, transposición de la Directiva 2002 /49 /CE del Parlamento Europeo), y planes o medidas para gestionar la contaminación acústica.
Por otro lado, para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 se hace necesario tener en cuenta el impacto del ruido en la salud, en general, y en la salud urbana, en particular, de manera que los ODS3 Salud y bienestar y ODS11 Ciudades y comunidades sostenibles están íntimamente relacionados con la contaminación acústica. Se ha avanzado en normativa, gestión y concienciación pero aún queda un largo recorrido hacia un paisaje sonoro de calidad en ciudades y hogares.
Más información:
– Guía FVS Compra silencio
– El ruido en Señales de sostenibilidad
– El ruido en Hablemos de medio ambiente
– Materiales de apoyo educativo Educar para vivir sin ruido. Material de apoyo para el profesorado (1º, 2º y 3º ciclo de Educación Primaria).
Infografía: Carlota López.
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