¿Cómo es tu estilo de vida, en lo referente a tu huella ecológica? ¿Una leve pisada, o un tremendo pisotón? Para averiguarlo, solo necesitas un teléfono móvil, tablet u ordenador. No tienes más que hacer clic aquí, cumplimentar la encuesta y detectar las oportunidades con que cuentas para reducir tu huella ecológica y, al mismo tiempo, ahorrar dinero y mejorar tu salud. Aquí hemos seleccionado ocho propuestas para conseguir estos objetivos, pero cada uno puede buscar y disfrutar (y difundir) sus propias soluciones de baja huella.
1. Ajusta la temperatura
Las instalaciones de climatización mal ajustadas tiran por la ventana millones de toneladas de CO2 y de contaminantes atmosféricos sin provecho para nadie y con un gasto extra muy importante.
¿Qué hacer?
La palabra clave es “termostato”. Si ya lo tienes, se trata de ajustarlo con moderación, no más de 21 ºC en invierno y no menos de 26 ºC en verano. Si no lo tienes, debes instalarlo de inmediato (es obligatorio en las instalaciones de calefacción).
¿Qué consigues?
Ahorrar mucho dinero. Los gastos en calefacción de un piso corriente pueden superar fácilmente los 1.000 euros al año. Una reducción de un 20%, fácil de conseguir, supone un ahorro interesante.
Nota: No hay que confundir una huella ecológica reducida con la penuria –cuando carecemos de recursos que necesitamos, como tener la casa climatizada en invierno, por ejemplo.
2. Compra aparatos domésticos pequeños (y de clase A+++, claro)
Los aparatos domésticos (calderas, electrodomésticos, pequeños aparatos) mal dimensionados y poco eficientes derrochan energía en cantidad, contribuyendo así al cambio climático, y suponen un importante gasto extra para las familias.
¿Qué hacer?
Si vas a comprar cualquier aparato doméstico, calcula a la baja. Por ejemplo, un calentador de 30 litros y no de 100 o un frigorífico compacto y no uno de dos puertas. Estima tus necesidades reales y verás como seguramente te vendrá muy bien con el tamaño reducido.
¿Qué consigues?
Ahorrar bastante dinero, tanto en la compra de los aparatos como en su uso (consumen mucho menos) e incluso por motivos complementarios: un frigorífico pequeño no permite que se olvide la comida que hay en su interior.
3. Amplía tu menú de transporte
Las personas con un menú de transporte 100% coche son entre una cuarta parte y la mitad de la población de las ciudades, pero producen la mayor parte de la contaminación y el ruido, además de ocupar demasiado espacio urbano. Reducir el número de coches en una ciudad es la medida número uno para mejorar su medio ambiente.
¿Qué hacer?
Además de los coches, hay otras maneras de moverse. Cinco por lo menos: motos, transportes eléctrico ligeros (como los patinetes o las “ruedas urbanas”), el transporte público, la bicicleta y caminar. Si tu menú es monótono (100% coche), necesitas algo más de variedad. Para ello, combina trayectos en coche con otros en metro o autobús, o caminando, o sustituye siempre que puedas el coche por la bicicleta, etc.
¿Qué consigues?
El coche le cuesta a una familia unos 5.000 euros al año. Ampliar tu menú de transporte te permitirá ahorrar mucho dinero. Pero lo mejor de todo es la ganancia en salud que implica el caminar, usar la bici o incluso el transporte público.
4. Ten plantas en casa
Las plantas mejoran el paisaje, amortiguan el ruido, sirven como elementos aislantes e incluso nos pueden servir de alimento si tenemos el espacio suficiente para cultivar algunas hortalizas.
¿Qué hacer?
Se trata de aumentar el componente vegetal de tu casa. Puedes tener plantas de interior, en el balcón o en la ventana, o bien disponer de una terraza con espacio para cultivar hortalizas. El único requisito es regarlas de manera economizadora, cosa bastante fácil de conseguir con un poco de bricolaje.
¿Qué consigues?
Las plantas dan mucho más de lo que reciben. Desde una maceta a un amplio jardín, vivir con plantas es rematadamente bueno para salud por muchos motivos, e incluso podemos cultivar nuestros propios alimentos.
5. Instala economizadores de agua
Entre la mitad y un tercio del agua potable que entra en nuestras casas se va por el sumidero del WC y grifos y fregaderos también pueden desperdiciar grandes cantidades de agua. Usar el agua en las casas de la manera más economizadora posible es una medida crucial para alejar la amenaza de las restricciones de agua en los años secos.
¿Qué hacer?
Reducir el derroche de agua es fácil con algo de bricolaje (colocar una botella llena de agua dentro de una cisterna que no sea economizadora, por ejemplo) o instalando un WC de parada a voluntad. Hay muchos más elementos de fontanería economizadora que podemos colocar en nuestras casas, aunque lo más importante es usar solo el agua necesaria.
¿Qué consigues?
En este caso puede que el ahorro en dinero no te parezca mucho, pero el beneficio de alejar la amenaza de restricciones a largo plazo es de importancia crucial. Y, sobre todo ¿por qué tener el grifo abierto si no es necesario?
6. No compres tóxicos
Los componentes tóxicos de los productos de uso corriente contribuyen a contaminar las aguas y tienen consecuencias directamente nefastas para la salud. Su acumulación a largo plazo en los ecosistemas es una de las principales y más insidiosas amenazas para nuestro medio ambiente.
¿Qué hacer?
Sencillamente, da la vuelta a cualquier producto de limpieza que vayas a comprar y fíjate si tiene una etiqueta formada por un rombo rojo con un símbolo dentro en negro. Estos símbolos indican que el producto es tóxico o peligroso, o ambas cosas. Si lo ves en un producto, no lo compres. Hay muchas alternativas no tóxicas.
¿Qué consigues?
Descubrirás que ahorras dinero al comprar productos de limpieza tan sencillos como el jabón corriente, limón, vinagre y bicarbonato. Y tu salud también mejorará: dejarás de respirar vapores tóxicos mientras limpias tu casa.
7. Come menos carne
La producción de carne es un factor principal de contaminación y derroche de energía en nuestro planeta.
¿Qué hacer?
A la hora de comprar comida, aumenta el componente vegetal y reduce el animal. Esto se puede hacer tanto en el mercado como en un bar o restaurante. NOTA: algunos alimentos etiquetados como veganos (salchichas, hamburguesas y similares) son en realidad productos ultraprocesados muy caros y poco saludables.
¿Qué consigues?
Aquí sí que vas a ahorrar mucho dinero. La carne es la parte más cara, con mucho, de la cesta de la compra. Además, se ha demostrado una y otra vez que las dietas bajas en carne son más saludables.
8. Compra comida fresca
La comida fresca reduce drásticamente la generación de residuos, especialmente de plásticos desechables, y aumentar su consumo es un componente principal de la salud pública.
¿Qué hacer?
Sencillamente, se trata de comprar alimentos frescos (frutas, verduras, legumbres, algo de carne o pescado) y cocinar. Si no eres cocinillas, comienza por algo nada complicado, una ensalada variada es suficiente. Un buen libro de recetas es de gran ayuda.
¿Qué consigues?
Mucha mejor salud, al reducir tu consumo de ultraprocesados y comida basura en general, y un posible ahorro en la cesta de la compra.
#VidaDeBajaHuella
Un estilo de #VidaDeBajaHuella suele combinar varios aspectos de los que hemos visto. Por ejemplo, los propensos al vegetarianismo también lo son a caminar y a usar menos el coche, a tener más plantas en casa y a usar productos no tóxicos en la limpieza. Lo mejor de todo es que una vez que se empieza, los beneficios obtenidos en salud y ahorros económicos se retroalimentan y refuerzan. Al final, la vida de baja huella termina por convertirse en una afición tan interesante como remuneradora.
Se tú el siguiente en completar la encuesta interactiva Calcula el tamaño de tu huella ecológica… ¡y aprende cómo hacerla más pequeña! Haz clic aquí.
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