La energía eléctrica se produce en centrales de generación de energía, entre ellas encontramos un amplio abanico de tecnologías, que, en función a la fuente de la que hacen uso pueden clasificarse en energía nuclear, combustibles fósiles o energías renovables. Una vez la electricidad es generada, esta se traslada a una red de transporte de alta tensión y posteriormente, al sistema de distribución de media tensión, para finalmente llegar a nuestros hogares o a diferentes industrias.
Toda esta energía que llega a nuestros hogares es la misma independientemente de la eléctrica de la que seas cliente, puesto que toda la energía se mezcla en el pool eléctrico (mercado eléctrico donde productores y consumidores se encuentran para comprar y vender energía) haciendo imposible su diferenciación.
En torno a esta mezcla de energías surge la controversia: ¿cómo algunas eléctricas son capaces de asegurar la procedencia 100% renovable de su energía?
Pues bien, el concepto de fluido 100% renovable surge gracias a la capacidad de las eléctricas de proporcionar las garantías de origen que aseguran que la exacta cantidad de energía que es consumida y pagada en las facturas de la luz, ha sido generada previamente por productores de energías renovables, es decir, la energía ‘limpia’ que pagamos para nuestros hogares, es previamente comprada a un productor renovable que genera electricidad, por ejemplo, en centrales hidroeléctricas o eólicas.
La energía 100% renovable debe convertirse en una alternativa al modelo energético actual y de ello se están encargando multitud de empresas que han decidido hacerse un hueco entre las eléctricas convencionales. Empresas como Auraenergía o Ecovatios son capaces de ofrecer un producto que no tiene porqué resultar más caro que las energías convencionales y que está comprometido en su totalidad con el medio ambiente. Cuanto mayor sea la demanda de electricidad verde, más rápido será el avance hacia un modelo energético sostenible.
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