Fotografía: Pixabay
Mientras el huracán Florence acaba su recorrido en la costa norteamericana –provocando muertes y daños materiales a todo lo que ha encontrado en su camino– parece natural pensar qué son exactamente estos fenómenos, cuáles son sus causas y si se pueden evitar de alguna forma.
¿Qué es un huracán?
Los huracanes son el tipo de tormenta más violenta que ocurre en la Tierra. El nombre científico para este tipo de fenómeno es ciclón tropical y –dependiendo de donde este tenga lugar– se les denomina de forma diferente. Se habla de huracán en el Atlántico Norte y el Pacífico Noreste, de tifón en el océano Pacífico Noroeste, y de ciclón en el océano Pacífico Sur y el océano Índico.
¿Cómo se forma?
Los ciclones tropicales son como motores que utilizan el aire caliente y húmedo como combustible. Por esta razón se forman solamente en zonas donde el agua del océano está cálida. De hecho, los ciclones tropicales se originan normalmente en las regiones tropicales donde el agua del océano tiene una temperatura de al menos 26ºC.
Lo que sucede es que el aire más caliente se mueve hacia arriba, alejándose de la superficie del océano. Este fenómeno causa una disminución de la presión del aire cerca de la superficie o, dicho de otra forma, se crea un área de menor presión cerca del océano. El aire de zonas cercanas que tiene una presión mayor se mueve hacia esta zona de “baja presión”, luego se calienta y se levanta también hacia arriba. Este ciclo sigue, mientras el aire de más arriba se refresca y se transforma en nubes. Este sistema de nubes, alimentado por el calor del mar y el agua que se evapora de la superficie, empieza a girar y a crecer.
Las tormentas que se forman al norte del Ecuador giran en sentido antihorario; mientras las que se generan al sur del Ecuador giran en sentido horario. Esta diferencia se debe a la rotación de la Tierra en su eje.
Hasta una velocidad máxima de 39 mph (63 km/h), el fenómeno se nombra “tormenta tropical”. Cuando el viento llega a una velocidad de 74 mph la tormenta se vuelve oficialmente “ciclón tropical”.
Dependiendo de la velocidad a la que los ciclones se mueven, se pueden dividir en 5 categorías –según la escala Saffir Simpson– donde la categoría 1 es la menos impactante y la 5 la más peligrosa y catastrófica.
¿Qué relación tiene el cambio climático con los huracanes?
Hablando de huracanes, entre 1924 y 2017 ha habido 33 huracanes de categoría 5. Once de este tipo de huracanes han ocurrido en los últimos 14 años.
En la comunidad científica hay algunos desacuerdos sobre si el cambio climático provocará el aumento o la disminución del número total de huracanes a nivel global. Pero, por lo que concierne a los impactos producidos, no hay ninguna duda: las temperaturas más altas de los océanos y la subida del nivel de los mares juegan un papel importante. De hecho, como ya se ha dicho anteriormente, el agua cálida es el motor que acciona el proceso de los huracanes. Dado el cambio climático y el aumento de las temperaturas de los océanos, cuanto más caliente esté el agua, más posibilidad hay de que se intensifique la velocidad del viento de los ciclones tropicales.
El cambio climático entonces sí es responsable del empeoramiento de los impactos producidos por los huracanes.
Según un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), a nivel global en las proyecciones el número total de los ciclones tropicales disminuirá, mientras que el número de ciclones de intensidad 5 (o más) aumentará.
Ha llegado el tiempo de empezar a hacer algo. Ya no es solamente para conservar el medio ambiente, sino también para nuestra propia seguridad: el cambio climático es sinónimo de aumento de los ciclones tropicales de intensidad alta, lo que comporta que haya más probabilidad de que estos fenómenos destruyan violentamente todo lo que encuentren.
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