De la educación ambiental a la educación sostenible.

El tema de la educación ambiental para muchos se ha convertido en un “cliché”, algo que solamente está de moda por estos días pero totalmente carente de un sentido real, capaz de reflexionar, criticar y aportar ideas que generen cambios y transformaciones en las personas.

Varios años han pasado desde que se comenzó a hablar de los problemas ambientales y de la preservación de la naturaleza con la intención de que, a través de la educación ambiental se impulsaran seres humanos más despiertos y más sensibles ante las problemáticas que vive nuestro planeta. Sin embargo muchas veces nos cuestionamos sobre la forma y la importancia que se le da a esta causa.

La educación ambiental que se dicta en las escuelas comúnmente está asociada al área de biología y ciencias naturales, pero, ¿qué sucede cuando hablamos de desarrollo sostenible? Ya que el concepto que hemos venido utilizando sobre desarrollo sostenible involucra prácticamente a todos los actores de la vida, es decir al trabajo, la política, la economía, el transporte, la cultura, etc… ¿Por qué no abrirle un espacio dentro de todas las cátedras que se brindan en la escuela? O mejor aún ¿Por qué no darle ese espacio dentro de todas las actividades que realizamos a diario?

A pesar de que el desarrollo sostenible lo vemos en la tele, en los anuncios de empresas entre otros, ¿conocemos cómo aplicarlo a nuestra vida? ¿Enseñamos a otras personas sobre sostenibilidad? La educación ambiental que hemos recibido es una invitación abierta a cuidar el medio ambiente pero, ¿no crees que sería más efectivo y real hablar sobre Educación Sostenible?, a lo que me refiero es a que, nosotros mismos, teniendo en cuenta que la primera escuela es nuestra propia casa, podemos educar a los más pequeños que empiezan a descubrir el mundo, pero también a los más adultos que crecieron con gran abundancia de recursos naturales y que por esa razón, quizás abusaron muchas veces del agua, el aire y la tierra.

La educación sostenible no necesita de una gran pizarra con tizas a la antigua para enseñar sobre medio ambiente, necesita primeramente de nuestras acciones, ya que a través del ejemplo podemos enseñar a otros que ser sostenibles vale la pena. Tampoco necesita que esperemos el paseo de verano en donde vamos a la playa o a las montañas para que charlemos sobre sostenibilidad, es más, en cada actividad de nuestra cotidianidad tenemos el espacio perfecto para compartir con otras personas la importancia del uso racional de los recursos naturales.

La exigencia de un compromiso de nuestra parte, por ser la primera generación que siente los efectos del calentamiento global y el cambio climático, nos hace reflexionar sobre la importancia de transmitir la sostenibilidad a todas las personas. La educación ambiental necesita ser más real, y convertirse en una educación sostenible que involucre en todos los aspectos de la vida, desde los más chicos hasta los más adultos que aún no han tenido la oportunidad de comenzar a disfrutar de ser sostenibles.

Rosely Rojas Rizzo

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