Muy resumida, esta es la peor campaña de comunicación de la historia: la Gran Catástrofe Climática se acerca, así que tienes que dejar de comer carne y de usar el coche, entre otras cosas muy desagradables que ya te iremos contando. No es de extrañar que proliferen los negacionistas climáticos y que la eco-ansiedad se esté convirtiendo en una plaga.
Podríamos formular la cuestión de otra manera: sería bueno para todos, y para nuestro planeta también, reducir nuestra huella ecológica a la mitad. Estamos hablando de una huella ecológica promedio, así que algunas personas tendrían que aumentar su huella (por ejemplo, instalando una calefacción en condiciones) y otras tendrían que reducirla. En un país bastante boyante como España, muchas personas tendrán que plantearse esa reducción.
Aquí empieza lo interesante. Necesitamos soluciones factibles para problemas cotidianos, que mejoren nuestra vida… y de paso alivien la pesada carga que soporta nuestro planeta. Un buen ejemplo está en nuestras casas. La mayoría de los edificios de viviendas de nuestro país no están bien aislados y no tienen ninguna instalación de aprovechamiento de energías renovables. Un programa sistemático de rehabilitación de edificios puede solucionar este problema, y ya está comenzando. Los vecinos ahorran aproximadamente la mitad de sus recibos de calefacción y aire acondicionado.
Estos son los puntos de partida de la sostenibilidad: un montón de problemas, algunos enormes, pero que se pueden solucionar mejorando al mismo tiempo la vida de la gente. Cada vez tenemos más herramientas para regenerar, reparar, renaturalizar y reconsiderar nuestro mundo. La más aparatosa es la Agenda 2030, una especie de hoja de ruta con 17 objetivos y 169 metas. Hay muchas más, de todos los tamaños.
Una muy reciente es la ley en proyecto contra el desperdicio alimentario, que pretende acabar con el sinsentido de producir buena comida para luego tirarla a la basura. Reducir la velocidad en ciudad a 30 km/h es otra interesante iniciativa, que reduce los atropellos y la contaminación. Existen toda clase de apps que nos facilitan la vida reduciendo al mismo tiempo nuestra huella ecológica, como las que nos buscan la mejor ruta para cruzar la ciudad con el menor coste ambiental posible.
El arsenal de la sostenibilidad crece continuamente, a veces re-descubriendo cosas muy antiguas: el sistema de retorno de envases, los paneles fotovoltaicos de muy alto rendimiento, las comunidades energéticas, las zonas de tráfico restringido, el aislamiento de fachadas, las etiquetas energéticas mejoradas de electrodomésticos, las técnicas de cocina para gente sin tiempo, los mercados y mercadillos de barrio, sistemas pasivos de refrigeración, edificios de consumo casi nulo, vehículos eléctricos ligeros, aviones eléctricos, vidrios inteligentes, las macetas de los balcones, la cocina vegana tradicional, las impresoras 3D, y así por el estilo.
Es importante tener en cuenta que no se trata de sostenibilidad para pijos, es decir, de cosas que solo puede hacer una reducida élite (como comprarse un Tesla). Por muy bien intencionada o elegante que resulte, una solución que no es accesible para todo el mundo no es sostenible. Ahora mismo el punto de partida de la mejora de nuestro planeta es un enorme parque de viviendas muy mal aislado, muchos millones de vehículos alimentados en un 99% por combustible fósil, un impresionante desperdicio de alimentos, el auge de la comida basura, etc. Este es el punto de partida, completamente alejado tanto del negacionismo climático como de la eco-ansiedad.
Jesús Alonso Millán
Muy bueno el artículo y con un enfoque que creo, en mi modesta opinión, muy acertado. Gracias.