¿Es posible calcular una huella ecológica personal sostenible, generalizable a toda la humanidad y que se pueda mantener por tiempo indefinido sin agotar los recursos del planeta? En principio hay muchas dificultades para semejante cálculo: por ejemplo, las necesidades a satisfacer varían grandemente según la zona climática cuando se trata de climatización, que es un importante renglón de gasto energético de los hogares.
En teoría se podría calcular una huella ecológica (en hectáreas) coincidente con el tamaño del planeta Tierra y dividirla por el número de personas con que cuenta la humanidad para obtener una cifra asumible de partida de litros de agua, kWh de energía, kilos de residuos, etc. En España, hacia el año 1900, los menos de 20 millones de habitantes tenían una huella total que coincidía aproximadamente con el territorio nacional, de 50 millones de hectáreas. Actualmente los 46 millones de habitantes necesitarían como mínimo tres españas virtuales para acopiar la cantidad total de recursos que consumen, entre ellos unos 50 millones de toneladas de petróleo traídas desde miles de kilómetros de distancia.
La aproximación que sigue a una huella ecológica personal es más modesta, parte de las necesidades mínimas y de la huella real actual para proponer una pauta intermedia de uso de la tierra más razonable que la actual, aunque seguramente todavía no “sostenible” de manera rigurosa.
Todos los datos son por persona.
Proponemos un modelo 0,5 – 7 – 7 – 100 (kilos de residuos, kWh de energía para uso residencial y de transporte, litros de agua – por persona y día).
Residuos: 0,5 kg al día, 150 al año
La pauta actual de producción de residuos domiciliarios anda entre 2 y 1,5 kilos al día, que reflejan la gran masa de envases desechable no retornables y la gran cantidad de comida que se desperdicia. La cifra de 0,5 kilos al día supondría buenos circuitos de retorno de envases (en un contexto de economía circular) y una reducción drástica del desperdicio de alimentos.
Energía en el hogar: 7 kWh al día (2.500 al año)
Sería aproximadamente la mitad de la pauta actual de consumo doméstico de energía por hogar, de unos 10.000 kWh por hogar y año (o 5.000 por persona y año). Suficiente para alimentar unas necesidades razonables de agua caliente, climatización (en condiciones de clima poco riguroso), cocina, iluminación y uso de electrodomésticos (lavadora, frigorífico, Tv y anejos). El consumo de energía en climatización se podría reducir a la mitad como mínimo con el uso de técnicas sencillas de aislamiento y control, como el uso de termostatos.
Agua: 100 litros al día / 35.000 al año
Se suele utilizar la cifra de 50-55 litros de agua potable al día como dotación mínima para mantener en buen estado de salud a la población. Un consumo de 100 litros diarios permitiría una cierta holgura en el consumo sin forzar el sistema general de abastecimiento. El uso de técnicas radicales de eficiencia en el consumo de agua, como el doble circuito (en el que las aguas grises de lavabos, duchas y lavadoras alimentan la cisterna del WC) permitirían alcanzar fácilmente esta cifra o más baja todavía.
La cifra no incluye el riego de plantas y jardines, más allá de remojar unas pocas macetas. Un pequeño jardín es un gran sumidero de agua. Tampoco el lavado del coche.
Transporte: 0,6 kep (kilos equivalentes de petróleo) al día / 200 al año (o 7 kWh/día, 2.500 al año)
Es una cantidad de energía razonable para cubrir una pauta de transportes media, domicilio – trabajo o estudios, compras, gestiones y viajes de ocio de corto radio. Supone el uso de transporte público, caminar y la bicicleta. El uso de coche privado dispara el consumo de energía en este apartado hasta alcanzar una cifra muy superior, del orden de una tonelada de petróleo equivalente al año. El uso masivo de coches eléctricos podría permitir el uso del coche privado con una huella de transporte bastante reducida (se dan cifras de un consumo de 15 kWh/100 km, entre 5 y 10 veces inferior al consumo de los coches de motor térmico)
La cifra no incluiría los los viajes muy esporádicos de muy larga distancia, especialmente en avión.
Jesús Alonso Millán
Este artículo se debe a una idea de Consuelo Iriarte Campo, coordinadora de la Oficina Verde de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). El detonante fue la realización por alumnos de la URJC de las encuestas de huella ecológica disponibles en la web de la Fundación Vida Sostenible. Los resultados obtenidos se pueden consultar aquí, y muestran la necesidad de definir una huella ecológica razonable… y de acercarnos a ella.
Empleando ejemplos concretos, evalue que efecto tienen los sistemas de valores ambientales en la huella ecológica en las poblaciones
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