Estrés es una palabra muy de moda y a su lado todas las enfermedades que desencadena una vida estresada. Estamos llenos de obligaciones, cuentas por pagar, trabajo y después de todo eso, el deber de permitirnos al menos un día a la semana compartir con nuestra familia o amigos. Los casos graves de estrés y depresión aumentan con los años, enraizados aún más, gracias a nuestro estado de conexión permanente.
A pesar de que las ciudades están llenas de edificios y coches que nos recuerdan a cada minuto que vivimos en ellas, aún contamos con espacios verdes que nos permiten desconectarnos. Quizás sin saberlo, tenemos cerca de casa algún parque que podría cambiarnos la vida… literalmente.
Esa sensación de paz que tenemos cuando caminamos descalzos en la arena de la playa o en el césped, escuchamos los pájaros cantar, cuando vemos la montaña cubierta de nieve, o un atardecer, parece ser la solución a todos los problemas de estrés y depresión a los que estamos enfrentados.
Mediante tres estudios diferentes, se han comprobado las ventajas de caminar en la naturaleza, no tiene que ser largo tiempo, pero sus efectos sobre nuestro cuerpo son más que impresionantes.
El estudio “Nature experience reduces rumination and subgenual prefrontal cortex activation” explica cómo los altos niveles de estrés en las poblaciones citadinas guarda relación con la falta de experiencias en la naturaleza de sus habitantes. Al final lo que quieren comprobar es que el hombre como ser natural (animal al final) lo que está presentando es indicios de una mala adaptación a tanta urbanización, que a la larga es una jaula de cemento. En su experimento los participantes sanos tenían un paseo de 90 minutos en un entorno natural, esta simple acción disminuía la preocupación y la actividad neuronal en la corteza prefrontal subgenual, esa parte del cerebro que se encarga de la planificación, y la coordinación de metas personales; por su parte aquellos que tuvieron un paseo del mismo tiempo pero en un medio urbano, no presentaban ninguna actividad neuronal. Demostrando cómo esta “terapia de naturaleza” funciona en pacientes deprimidos o saludables, sugiriendo más áreas naturales accesibles a la población de las ciudades, para el bienestar mental dentro de los contextos urbanos.
En otro estudio, “The benefits of nature experience: Improved affect and cognition” se impulsó a dos grupos de personas en la ciudad de California a caminar a pie, un grupo en un medio natural y el otro en medio urbano, completando evaluaciones psicológicas antes y después de su paseo. Aquellos que pasearon en la naturaleza mostraron beneficios afectivos como disminución de la ansiedad y beneficios cognitivos como un aumento del rendimiento de la memoria de trabajo. Demostrando de esta forma la influencia tan positiva de las experiencias con la naturaleza sobre nosotros
Por su parte “Neighborhood greenspace and health in a large urban center” realizado en Toronto, Canadá mostró cómo la percepción de la salud que tienen los habitantes de los barrios con árboles es más saludable, tanto que incluso lo comparan con la sensación de un aumento en los ingresos personales de $10.000 anuales o a estar 7 años más joven.
Nuestra exigencia urbana debe estar enfocada a mejorar nuestra calidad de vida, con más espacios verdes que nos permitan liberarnos de todo el estrés y evitar enfermedades. Como vemos unos minutos en la naturaleza son una opción a considerar todos los días, sobre todo si tenemos espacios verdes cercanos. Una caminata de 10 minutos será de gran ayuda para nuestro cuerpo. Exijamos más espacios verdes en nuestras comunidades.
Rosely Rojas Rizzo
Fotografía: encinar en las afueras de Castilblanco (Badajoz)