Plantas
Algunas personas se hacen con plantas sin tener en cuenta si disponen de tiempo y de las ganas suficientes para cuidarlas como es debido. Por suerte existen muchos tipos de plantas que se adaptan tanto a personas que tienen el 100% de su tiempo para ellas como para aquellas que tienen una vida muy ocupada. Así que, lo primero que debes hacer es informarte de las necesidades de las plantas y adquirir las que se adecuen a tus disponibilidades.
Conocer sus necesidades, además, te ayudará a elegir una planta que se adecue más al clima en el que estás y favorecer que tus plantas prosperen. Esto nos lleva al problema de las plantas invasoras. Quizás si vives en una manzana de pisos, en medio de una urbe rodeada de edificios y asfalto la posibilidad de la propagación de estas plantas es menor. Pero si por lo contrario vives en una zona donde sea de fácil propagación, evita este tipo de plantas. Aquí tienes una lista oficial de las plantas invasoras en España.
Si no solo quieres evitar las especies invasoras sino fortalecer las autóctonas y las especies protegidas y amenazadas, en el Anexo del Real Decreto 139/201 tienes el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Por último, te recomendamos leer las etiquetas de lo que vayas a comprar independientemente de si es planta, producto fertilizante o utensilio. Como en todos los productos y artículos, existen sellos que nos dan información sobre cómo ha sido cultivada la planta. Uno de ellos es el sello ecológico europeo (una hoja con contorno formado por estrellas blancas sobre fondo verde) que nos indica que, según los estándares de la Unión Europea, la planta ha sido producida de manera ecológica. Pero también debes de fijarte en los materiales. Así, por ejemplo, si vas a comprar semillas intenta comprar las que vienen en envases compostables y, a la hora de hacer el plantel, elige semilleros biodegradables o compostables. Especial atención hay que poner a fertilizantes, plaguicidas y otros productos que usemos para cuidarlas. Estos productos sí que pueden contener elementos que son muy recomendables reducir de cara a la salud del planeta. Por suerte hay muchas opciones ecológicas. Una vez más, mira la información del producto y pregunta en tu tienda.
Riego
Si tienes una extensión de jardín, adquiere un sistema de riego economizador (y utiliza plantas autóctonas siempre que sea posible).
Diversas empresas ofrecen sistemas de riego por goteo para jardines, terrazas o incluso macetas de interior o exterior. Los sistemas constan de tuberías conectadas a una electroválvula que abre o cierra el grifo automáticamente. Todo el sistema está controlado por un programador. El coste de la instalación varía entre los 180 euros para una terraza, a más de 600 euros para un jardín de 100 metros cuadrados.
Otra opción es el riego subterráneo localizado. Consiste en introducir tuberías en el suelo. Sus ventajas son enormes y la capacidad para ahorrar agua es asombrosa. Esta técnica evita casi totalmente la evaporación, procura un menor enfriamiento del suelo, tiene un sistema radicular más hondo y de menos pérdidas de nitratos en la zona radical y garantiza la ausencia de escorrentía y de enfermedades al no estar en contacto el agua con las hojas o la hierba. La desventaja del sistema es a la hora de la inspección, que es compleja y difícil de arreglar, pues en ocasiones se obstruye con elementos del suelo.
Disponer de elementos en tu jardín para el almacenamiento de agua de lluvia y la reutilización de aquella que utilizas para otros usos domésticos, como el lavado de verduras, también facilitará el ahorro de agua en el riego.
Otra alternativa es la xerojardinería. Esta es ni más ni menos que otra forma de ver el paisajismo. Normalmente se colocan masas arbustivas, plantas tapizantes, cortezas de pinos, áridos, etc. El ahorro del agua es el objetivo primordial de la xerojardinería.
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