Hace unos días en una de las mayores redes sociales, Facebook, circulan videos y noticias sobre un raro nuevo invento que quiere reducir el número de botellas de plástico sustituyéndolas con un material biodegradable y además comestible. Este invento se llama “Ohoo!”, un recipiente elaborado a partir de algas pardas y cloruro de calcio e inspirado en la forma de las gotas de agua.
Uno de los creadores, Rodrigo García González, estudió a la Universidad Politécnica de Madrid y junto a Pierre Paslier y Guillaume Couche crearon este nuevo envase mientras los tres eran estudiantes de una maestría en el Royal College of Art de Londres en el 2014, en el mismo año este proyecto ganó el Lexus Design Award.
Durante dos años desarrollaron el material y la tecnología hasta llegar a un modelo que fue propuesto la semana pasada en una campaña de crowdfunding por Skipping Rocks Lab, start-up de los creadores de “Ohoo!”: la misión de esta start-up y de sus creadores es contribuir para hacer desaparecer los residuos de envases.
La campaña para la obtención de fondos ha tenido un éxito increíble, con 956 inversores en una semana esta burbuja de agua ha ganado 799.000£, casi el doble del dinero que la campaña pedía.
Parece entonces que esta idea gusta, descubramos más sobre qué trata.
“Ohoo!” es una cápsula de algas marinas y cloruro de calcio que contiene agua. El envase fue creado utilizando la técnica llamada “esferificación” que en los años 90 el chef español Ferràn Adria introdujo en la cocina moderna, en la así llamada cocina molecular.
El chef en su web explica el procedimiento, tan sencillo que se puede hacer en casa.
Consiste en la creación de un alimento en forma de esferas tan grandes como la yema de un huevo, que contienen líquido en su interior. La membrana exterior de la esfera es una gelatina que se ha formado por la reacción de dos compuestos, normalmente alginato sódico, que es un derivado natural de algas, y una solución rica en calcio: los dos compuestos juntos crean una capa de gelatina.
Un envase comestible, entonces, y si no lo quieres comer es completamente biodegradable en 4-6 semanas, como un fruto, mientras que una botella de plástico puede tardar más de mil años en degradarse.
Los creadores aseguran y comunican que cualquier persona pueda crear el envase en su propia casa, incluso innovar y modificar la receta.
Cada envase vale 2 céntimos y tiene una doble membrana: cuando tienes sed quitas la más externa, explotas la segunda membrana y consumes el líquido de dentro, así la higiene es respetada. La doble membrana permite además colocar etiquetas de identificación entre las capas, sin necesidad de utilizar adhesivos y sin afectar al agua.
Hay muchas ventajas pero, claro, no faltan los problemas:
Primero, ¿cómo embalar y transportar las cápsulas siguiendo los dictados de la ecosostenibilidad? Para llamarse “sostenible” de verdad tiene que serlo desde el principio hasta el final de su vida, hace falta pensar en un sistema que responda incluso a estos desafíos.
Segundo: te mojas. En los videos que publicitan “Ohoo!” , se observa que quien lo prueba tiene bastantes probabilidades de mojarse; queda raro ver a unos «managers» en manga de camisa intentar beber así en las reuniones formales, pero puede ser que solo necesitemos acostumbrarnos a ello.
Es importante subrayar que Rodrigo García González, Pierre Paslier y Guillaume Couche no pretenden sustituir cada envase con este, por ahora por lo menos, sino llegar a eventos deportivos, conciertos, manifestaciones… Y yo diría que en estos casos es un producto óptimo, además que no se pueden llevar botellas de agua a un concierto por motivos de seguridad, así no sólo estaría permitido hidratarse mientras escuchamos nuestra música favorita sino además habría menos basura al final de festivales y eventos públicos.
“Ohoo!” no es el único invento que tiene el fin de reducir y sustituir los envases, otra idea para evitar la fabricación de plásticos derivados del petróleo, que tanto contaminan, es la de Elif Bilgin, una joven de 16 años de Turquía que desarrolló un método para la generación de un bioplástico estable a base del almidón de la cáscara de plátano. Con su proyecto ganó los premios “Voters Choice Award” y “Scientific American Science in”.
Este método de producción sería más económico que el tradicional que utiliza petróleo, es biodegradable y, lo mismo que la casi famosa burbuja de algas, su producción podría realizarse prácticamente en cualquier lugar del mundo, por lo que sería un material muy útil para la lucha contra la contaminación ambiental provocada por plásticos hechos a base de petróleo.
Son inventos raros y tal vez tontos (beber desde una burbuja que explota en la boca y no en un sencillo vaso, por ejemplo), pero si hemos llegado hasta aquí es culpa del hecho de que aún no hemos desarrollado soluciones a larga escala para solucionar los problemas de los residuos. Por esto no juzgaría cuánto de extraño tienen estos nuevos métodos sino cuánto nos falta para llegar a un mundo que sea sostenible.
Sara Trincheri
necesitamos información sobre el producto ….Organizamos pruebas deportivas y grandes eventos .