El coche de motor diésel, lejos de estar al borde de la extinción, está muy vivo y seguirá con nosotros muchos años. Esa es la conclusión a la que se llega tras prospectar las opiniones de los directivos de la industria del automóvil. Aquí se puede ver una muestra entre mil. Algunos se pueden extrañar, pues existe un consenso general de que el coche eléctrico, mejor todavía compartido, es la gran solución a la contaminación del aire, el ruido y los atascos que estropean nuestras ciudades. No obstante, la industria del automóvil no da su brazo a torcer y seguirá fabricando coches diésel para venderlos a particulares, durante todo el tiempo que sea posible.

Como excusas para no fabricar coches eléctricos se suele aducir que la tecnología todavía no está madura, que faltan puntos de recarga, etc. También se dice que el coche compartido no satisface la fundamental pulsión humana por la propiedad, etc. Pero las verdaderas razones son otras, y están aquí puestas en orden de importancia. En ellas se comparan punto por punto las ventajas del petrocoche en propiedad con el electrocompartido y se ve que, desde el punto de vista económico y social, no hay color.

 

1. Los petrocoches se venden a 17.000 euros de media por unidad los de primera mano. La mayoría de las ventas son financiadas a largo plazo. Todos ganan: el fabricante, el concesionario, el banco y hasta las administraciones públicas, que cobran sus impuestos.

• Los electrocompartidos suelen costar unos 20 céntimos de euro por minuto.

 

2. Los petrocoches, como su nombre indica, consumen gasolina o gasóleo. Son 1.200 euros de media al año como media. Ganan las petroleras, las estaciones de servicio y la hacienda pública, gracias a los elevados impuestos con que se grava el combustible.

• Los electrocompartidos gastan electricidad, bastante más barata que el combustible petrolífero en euros por kilómetro recorrido, especialmente si procede de fuentes renovables.

 

3. Los petrocoches tienen que pasar por el taller con cierta frecuencia, debido a que usan un motor de explosión que se avería con regularidad. También necesitan consumibles diversos como aceite y anticongelante, así como cambio de neumáticos, puesta a punto, revisiones mecánicas, etc. Esto mantiene con vida a todo un sector de la industria y los servicios, talleres de reparaciones, tiendas especializadas, etc.

• Los electrocompartidos son como electrodomésticos con ruedas. Apenas necesitan mantenimiento, y un contrato único de la empresa con un taller especializado resuelve el problema (también consumen ruedas y puesta a punto).

 

4. Los petrocoches pagan por aparcar en la ciudad, proporcionando bastante dinero a los ayuntamientos. En algunas ciudades pagan hasta por entrar en el casco urbano.

• Los electrocompartidos no pagan por aparcar ni por circular.

 

5. Los petrocoches pueden llegar a moverse a 240 km/h. Los conductores de petrocoches tienen a gala rozar o sobrepasar continuamente los límites de velocidad, proporcionando así trabajo a miles de agentes de tráfico y generando millones de ingresos a la administración en concepto de multas.

• Los electrocompartidos están diseñados para moverse a una velocidad de crucero baja, son simples vehículos de transporte, no demostradores de personalidad antisistema.

 

6. Los petrocoches pesan más de una tonelada. Son muchos kilos de materias primas que dan dinero a múltiples proveedores y canales de distribución de mercancías.

• Los electrocompartidos no suelen pesar más de 500 kilos (es verdad que parte de ese peso son baterías que contienen metales caros, como el litio).

 

7. Los petroches son en propiedad en un 90% de los casos, y funcionan como un potente símbolo de estatus. Por esta razón, son un gran tema de conversación en las reuniones de cuñados.

• Los electrocompartidos se usan y se olvidan un minuto después.

 

Jesús Alonso Millán