Fotografía: Li-An Lim en Unsplash
Ahora que llegó a su fin la COP25, puede ser útil clasificar las tergiversaciones, medias verdades y falsedades descaradas que se van a esgrimir por parte de los que no quieren mover un dedo en la lucha contra la crisis global. Estos argumentos se pueden leer en toda clase de medios de comunicación y, entre otras, utilizan falacias como las siguientes.
¿A qué tanta prisa?
Hay que combatir el cambio climático, pero sin dejarnos llevar por histerias infundadas. La lucha contra el cambio climático no puede plantearse en términos radicales, es necesario un largo periodo de adaptación. Debemos reunir más información antes de tomar medidas precipitadas de descarbonización de la economía.
No es histeria, es urgencia. Cabe recordar que ya hace casi medio siglo (en 1973) se planteó la necesidad de abandonar la dependencia del petróleo por parte de los países europeos. Se ha perdido mucho tiempo precioso y la crisis no respeta plazos ni esperas, se agudiza a cada año que pasa. La inacción no es una opción.
Costará demasiado dinero
El coste de la lucha contra el cambio climático es de billones de euros, que podríamos destinar a otras causas.
El argumento del dinero es una verdad a medias. Es cierto que habrá que dedicar mucho dinero al desarrollo de tecnologías sostenibles, por ejemplo en la busca de paneles fotovoltaicos megaeficientes. Pero también es cierto que se ahorrará mucho dinero por otro lado, por ejemplo eliminando los enormes subsidios a los combustibles fósiles.
Se perderán muchos puestos de trabajo
Muchos sectores económicos asociados a las emisiones de CO2 sufrirán si tomamos medidas de lucha contra la crisis climática. Y eso quiere decir la pérdida de millones de puestos de trabajo.
El sector del automóvil, por ejemplo, alega fuertes pérdidas por la “demonización” del diésel. Pero no es menos cierto que hay enormes y prometedores sectores económicos sin explorar, capaces de generar muchos puestos de trabajo. Por ejemplo, la fabricación de componentes de vehículos eléctricos o el sector del coche compartido urbano.
Podemos secuestrar carbono y así continuar quemando petróleo
En lugar de cambiar nuestra economía basada en los combustibles fósiles y en usar y tirar, podemos adaptarnos al cambio climático, por ejemplo poniendo diques para frenar las inundaciones… o secuestrando carbono.
No es posible combatir las inundaciones con diques, terminarán siendo desbordados. Es mejor impedir que haya inundaciones, cosa que ya se hace plantando bosques en las cabeceras de las cuencas de los ríos. Y es mucho mejor no soltar CO2 a la atmósfera que atraparlo después.
No podemos volver a las cavernas
Nuestra civilización está basada en la quema de combustibles fósiles. Sin petróleo, el mundo sería un lugar frío y oscuro.
Desde hace décadas, el petróleo quita más de lo que aporta a la sociedad. Sin contar su aportación a la crisis climática, es un factor principal de contaminación en las ciudades. Es hora de dejarlo a un lado y abastecernos de energía de otra manera: a base de renovables y de reducir drásticamente nuestro consumo.
No todo el mundo tiene dinero para comprarse un coche eléctrico
Es necesaria una transición ordenada que tenga en cuenta a los más desfavorecidos desde el punto de vista económico.
Esa es una gran verdad. No servirá de nada sustituir mil millones de coches diésel por mil millones de coches eléctricos. Lo que necesitamos es un sistema de transporte universal cómodo, barato y accesible a todo el mundo. Se podría conseguir con muchos menos vehículos que los que ruedan ahora, pero compartidos.
Las energías renovables son carísimas e inconstantes
Los paneles fotovoltaicos no funcionan de noche, las centrales eólicas no funcionan si no hay viento. Es necesaria una alternativa, tal vez la energía nuclear.
Esta falacia no tiene en cuenta dos cosas: que las renovables funcionan acopladas (por ejemplo, los días calmos y soleados los aerogeneradores se paran, pero los paneles fotovoltaicos funcionan a tope) y que se pueden conectar en redes complejas que permiten que la oferta de energía siempre sea estable.
El principal recurso de la humanidad es la creatividad
La humanidad encontrará la solución contra cualquier crisis investigando y explorando nuevas soluciones tecnológicas. Sin duda, hay fuentes de energía aún desconocidas esperando ahí fuera. No tenemos más que esperar unas cuantas décadas.
Es muy posible que nos esperen descubrimientos maravillosos en el futuro, pero hasta que eso ocurra es necesario hacer algo efectivo, ahora mismo.
Hay más disparates, desde esgrimir que la amenaza de la subida del mar bajará los precios inmobiliarios en la costa, lo que aprovecharán algunos para especular, a que la crisis climática es un invento del gobierno chino para molestar a los EEUU. Uno muy popular es que hay intereses poderosos detrás del “lobby verde y renovable”, asociados a turbios intereses (sic). Estos misteriosos grupos de presión, émulos de Fu-Manchú, usan técnicas goebbelsianas de comunicación, ¡últimamente hasta utilizan niñas en edad escolar para transmitir su mensaje! Y así por el estilo, mientras la crisis global se agudiza.
Jesús Alonso Millán
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