Pasa de puntillas
La norma básica consiste en no dejar ninguna huella de nuestro paso por el terreno. El criterio es simple: nadie debe saber que estamos allí, a no ser que nos tenga a la vista, y cuando nos hayamos marchado, nadie debe saber que estuvimos allí. Esto implica caminar haciendo el menor ruido y destrozo posible, recoger nuestra basura para depositarla más adelante en un contenedor, no recolectar plantas a no ser que sean realmente abundantes, etc.
Muchos espacios naturales cuentan con senderos y pasarelas para guiar el movimiento de los visitantes. Siguiéndolos, disfrutaremos al máximo de nuestra visita con el mínimo daño posible.
El uso de vehículos se debe restringir al máximo, especialmente los todo terrenos, las motos camperas o los “quads”.
El «Manual ecológico del conductor de caminos»publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico contiene recomendaciones para evitar impactos indeseados en la práctica de la conducción por caminos y pistas rurales. Las recomendaciones incluyen la circulación «con talante tranquilo y sosegado, sin estridencias», mantener una velocidad lenta y sostenida, alternar las vías de rodadura para no crear surcos profundos, no arrancar ramas ni arbustos para abrir paso, no efectuar nunca trabajos de mantenimiento en el campo, abrir y cerrar vallas y cercas, dar siempre prioridad a los animales, no tocar el claxon, ni acelerar bruscamente, etc.
Abre bien los ojos… y los oídos
Cada vez más lugares de ocio en la naturaleza cuentan con centros de información e interpretación. En estas instalaciones podemos obtener mucha información para disfrutar al máximo de nuestra visita. En todo caso, siempre podemos adquirir una o dos guías de campo para averiguar cómo se llaman los animales y las plantas que encontremos en nuestro camino.
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