Lo primero de todo, a reducir el número de envases
¿Has oído hablar de las tres erres? O las cuatro, cinco, seis o siete según la fuente. Las erres nos indican qué debemos hacer para frenar la crisis climática y convivir sosteniblemente en nuestro gran hogar que es el planeta: reducir, repensar, reparar, reutilizar, reciclar, etc. Lo que tienen en común estas fuentes, por mucho que hablen de tres, cuatro, o siete erres, es que la primera es reducir. Y eso es lo primero que debes hacer para mejorar nuestra conducta para con los envases. Algunas cosas que podemos hacer:
- Compra a granel productos como legumbres, arroz, harinas, pasta, especias, etc. En algunos lugares ya se pueden encontrar hasta productos de limpieza que se venden a granel. Cada vez hay más tiendas especializadas en este tipo de venta y, en algunas, si llevas tu propio envase hasta te hacen descuento.
- Evita los productos que van sobreempaquetados como los dulces que llevan su envoltorio individual dentro de otra bolsa de plástico o el queso que va envuelto con tres plásticos incluyendo la bandeja de poliespan totalmente innecesaria.
- Lleva tus bolsas (incluso bolsas de plástico de anteriores compras) para coger la fruta y verdura en el super o el tupper (u otro envase) para que te pongan las lonchas de embutido que compres en el puesto del mercado.
- Reduce el uso de rollos de papel film o de aluminio. Son envoltorios de un solo uso y hay opciones que no son de usar de tirar: el clásico cuenco tapado por un plato o tuppers. Ya han inventado un papel de cera de abeja que sirve para sustituir al film, se puede utilizar muchas más veces y es biodegradable.
- Usa productos de cosmética sólidos en vez de líquidos. Una pastilla de jabón sólido se puede comprar sin un envase de plástico que lo contenga. Lo mismo ocurre para el champú.
- No compres botellas de plástico: lleva tu propia botella, insiste en el restaurante que te pongan agua del grifo, elige la botella o bebida que vaya en otro tipo de envases (como cristal), etc.
- Asume que la frase “de usar y tirar” es tóxica: implica una pésima optimización de recursos para generar más y más residuos. Residuos que en muchísimas ocasiones acaban en la naturaleza dañando los ecosistemas y, en cuanto a los microplásticos, dañando nuestros propios cuerpos. En definitiva, salvo en contadas excepciones (como podría ser ciertos productos sanitarios o higiénicos) resístete a la cultura del “usar y tirar”.
Para más información y más oportunidades de mejorar en este sentido, puedes consultar páginas y blogs como Vivir sin plástico.
Como puedes ver, hay mucho que hacer. Sabemos que el plástico está muy insertado en nuestras vidas y a veces no solo depende de nosotros ya que no encontramos una oferta en nuestro entorno sin plástico. No te preocupes. No se trata de convertirse en una persona fanática de la vida sin plástico de la noche a la mañana. Empieza por una cosa, sigue por otra y no te martirices si alguna cosa te cuesta más o te frustra. El proceso de ir eliminando plásticos de nuestras vidas implica desacostumbrarse de unos hábitos que tenemos metidos dentro. E interiorizar nuevos hábitos conlleva su tiempo. Por eso tómatelo con filosofía y encuentra la motivación para los pequeños gestos del día a día. Al final esto lo hacemos para un bien mayor, ¿no?
Y si no podemos hacer más, acuérdate de reciclar
Siguiendo con las erres, la última que nos encontramos es la r de Reciclar. Que, aunque sea la última, no deja de ser importante. De hecho, es el último recurso que tenemos y, si no lo realizamos, implica que acabará intoxicando el planeta en un océano o siendo quemado con otros residuos. Así que, no olvides reciclar.
Lo primero, según donde vivas, localiza el cubo amarillo que está cerca del portal de tu casa o entérate qué días sacan el cubo amarillo de tu comunidad.
En casa busca un sitio para la bolsa donde irán los envases ligeros. A diferencia de los restos orgánicos, no produce apenas malos olores, y no es necesario bajarla todos los días.
Colocaremos en ella:
- Todo tipo de envases de plástico (botellas, tarrinas, bandejas, bolsas, cajas, etc.) de alimentos.
- Latas de cualquier clase (latas de conserva, botes de bebidas).
- Todos los bricks o cartones de bebidas.
- Y, además, sobres de sopa de papel aluminizado, así como el papel de aluminio, todo tipo de film plástico, etc.
Y si tienes dudas, que suele pasar a menudo, informáte en páginas oficiales de las administraciones locales o en páginas como la de Ecoembes.
Podemos reducir la frecuencia con que bajamos la bolsa de envases eliminando someramente los restos de alimentos que contienen (por ejemplo, enjuagando ligeramente los bricks de leche) con lo que evitamos malos olores, y aplastando latas, botellas y bricks para que ocupen menos espacio.
Depositar estos materiales en el cubo amarillo es de sentido común, porque así el cubo de materia orgánica queda libre de cuerpos extraños y se facilita su compostaje. No obstante, legalmente tan solo los envases deben ir al cubo amarillo. Por ejemplo, el envoltorio de las maquinillas de afeitar, pero no las maquinillas desechadas.
Una cuestión importante: la información
Muchas personas desean cooperar con la recogida selectiva de estos materiales, pero también quieren saber qué hacen al respecto las empresas fabricantes de envases y su Ayuntamiento. ¿Qué porcentaje de materiales se reciclan actualmente? ¿Cuáles son los planes al respecto?
Pincha aquí para conocer datos nacionales de recogida de residuos, reciclaje, normativas…
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