Ambientales
El parque total de frigoríficos y congeladores supera los 21 millones de unidades en toda España, pues muy pocos hogares carecen de este útil electrodoméstico. Todas estas unidades funcionan de manera continua, a razón de 8.760 horas al año. Resulta evidente que cualquier iniciativa seria de reducir el consumo eléctrico de estos aparatos se traducirá en una reducción significativa de la demanda de energía eléctrica, y por lo tanto de la necesidad de quemar combustibles fósiles en las centrales térmicas.
Los CFCs que contienen las unidades antiguas también son potentes contaminantes, por su poder erosionador de la capa de ozono. En este caso se tomó la decisión de sustituirlos por otros compuestos, por lo que cada vez menos unidades los contienen. Los nuevos refrigerantes no dañan el ozono pero pueden tener otros potenciales daños al medio ambiente.
Otro factor en el impacto ambiental de los refrigeradores radica en el uso que hacemos de ellos como almacenes de alimentos. Los frigoríficos permiten que la cadena del frío llegue a todos los hogares, y los alimentos perecederos también prolongan su conservación sin necesidad de congelación. La refrigeración ha mejorado mucho las posibilidades alimentarias de la población –por ejemplo, ahora disponemos de carnes frescas todo el año– pero también supone un elevado coste energético para mantener la cadena de frío en buenas condiciones.
El modelo de compra antiguo, basado en ir a la tienda casi todos los días, ha sido sustituido, poco a poco, por una compra semanal o incluso mensual de grandes cantidades de alimentos, lo que exige disponer de receptáculos congeladores cada vez más grandes o incluso de arcones congeladores extra.
Económicos
Un modelo medio de frigorífico, de unos 250 litros de capacidad, consume entre 700 y 150 kWh al año, según si se trata de un modelo convencional o de uno economizador. Los 550 kWh extras que consume el modelo convencional suponen aproximadamente 70 euros al año.
Algunos frigoríficos economizadores (los de mejor etiqueta energética) son algo más caros que los convencionales, pero este sobrecoste se amortiza con rapidez gracias a la reducción en la factura eléctrica.
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