Fregado ahorrativo
Una persona experta en el fregado puede necesitar solo la mitad del agua y la energía que derrocha otra inexperta. Cualquiera puede seguir los pasos de la secuencia del fregado ahorrativo:
- Llena una de las cubetas con agua, caliente si es necesario, y añade la dosis justa de jabón.
- Baña los cacharros en el agua jabonosa y restriégalos con arte.
- Acláralos todos juntos bajo el chorro del agua (siempre fría). Si utilizas un simple atomizador, sacarás más partido de cada litro de agua.
- Regula la temperatura del calentador de manera que no sea necesario mezclar el agua caliente con agua fría para obtener una buena temperatura.
Si utilizas lavavajillas, llénalo siempre por completo. Un lavavajillas medio vacío desperdicia el agua y la energía eléctrica. Si el modelo permite ajustar temperaturas y programas, ajústalo siempre que puedas a la modalidad de mínimo consumo. Utiliza una dosis ajustada de detergente, y no te preocupes por el brillo de las copas.
Usualmente, y erróneamente, el fregadero es utilizado como conducto para deshacerse de los aceites usados en la cocina. Una sencilla medida para mejorar el medio ambiente es acumular los aceites usados en frascos bien cerrados y una vez llenos depositarlos en un contenedor para aceite usado o en el Punto Limpio –para ello consulta dónde se ubican en tu municipio en la web del ayuntamiento. Las ollas y sartenes con abundantes restos de aceites, limpialas con papel de cocina y tíralo a la basura de orgánico.
Otra alternativa de ecobricolaje con el aceite usado consiste en la elaboración de jabón casero para los propios usos domiciliarios.
Retira minuciosamente los restos de comida y colócalos en el cubo de basura orgánica. Para ello lo ideal es que cuentes con coladores para fregadero. Colaborarás con la depuración de tus aguas residuales domésticas, y estarás liberando de obstáculos a las cañerías de tu casa, con esto evitarás que estas se atasquen y emitan malos olores.
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