Renovación de equipos – Cocina
Cecilia2022-06-28T16:09:10+02:0029 noviembre, 2019|Categorías: Cocina, Tu casa y tu vida|Sin comentarios
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La primera gran decisión es el tipo de combustible que vamos a querer para nuestra cocina. Aquí, las grandes dominadoras son las de gas o las eléctricas. Las de gas se consideran más eficientes porque la energía no sufre un proceso de transformación con las consecuentes pérdidas –cosa que sí sucede con la electricidad. Pero por otro lado, el gas natural es un combustible fósil con todos sus contaminantes asociados. Mientras que la electricidad, con una tendencia a aumentar su origen renovable, se presenta como una alternativa más sostenible. Además, en los últimos años la eficiencia en los fogones eléctricos ha mejorado. Así, por orden, las cocinas eléctricas más eficientes son las de inducción, seguidas por las vitrocerámicas y, por último, las de resistencia eléctrica.
Las placas de inducción funcionan con campos magnéticos que calientan directamente y de forma inmediata el contenido del recipiente, no el cristal cerámico intermedio, por lo que la placa permanece fría y se evitan pérdidas de energía. Al no calentarse la superficie, se limpian con mayor facilidad (basta con un paño húmedo), ya que los restos o salpicaduras no se queman ni se incrustan. La cocina de inducción tiene más ventajas. Calienta el doble de rápido que las vitrocerámicas y gasta hasta un 30% menos electricidad. El calor de inducción es más rápido para calentar dos litros de agua de 20 a 95ºC. Otra diferencia importante, es que las placas de inducción requieren de una menaje especial, fabricado en material ferromagnético, con fondo liso, grueso y plano (de acero esmaltado, hierro fundido o acero inoxidable). Los utensilios de barro o aluminio nunca se calientan. Además, las placas de inducción son cada vez más asequibles.
En cuestión de hornos tendremos la ayuda extra de las etiquetas energéticas que nos facilitarán conocer la eficiencia de los mismos. Actualmente también se han desarrollado los hornos para hacerlos más eficientes. Así, por ejemplo, los hornos de convección distribuyen el calor y, esa distribución homogénea de la temperatura permite un cocinado más eficiente.
El tamaño es importante: si no vamos a cocinar para muchas personas, una cocina de dos fuegos puede ser suficiente. Lo mismo se puede decir de los hornos convencionales y de microondas: cuanto más grande es el modelo, más energía consume.