La cocina necesita un mantenimiento constante para que funcione correctamente, lo que supone muchas oportunidades para el ecobricolaje:
- Sustituyendo productos de limpieza abrasivos por otros más suaves, alargamos la vida útil de las instalaciones.
- Si disponemos de extractor de humos, la limpieza periódica de los filtros mejorará su funcionamiento.
- Muchas actividades de ecobricolaje en la cocina tienen que ver con la disposición de los residuos: con un poco de maña, podemos construir un sistema de «depósitos» (cubos, bolsas y cajas) para separar las fracciones de envases ligeros, vidrio y materia orgánica con comodidad y sin merma del espacio disponible.
- También podemos practicar el reciclaje cocinero directo: reutilizando para sopas el agua de cocción de las verduras, o aprovechando para caldos la morralla de pescados y mariscos (cabezas, raspas, cáscaras de moluscos y crustáceos, etc.).
- A la hora de priorizar qué usar, piensa que el microondas es la opción más eficiente, después la olla exprés y, por último, el horno. Si vas a usar el horno, aprovecha el espacio del mismo todo lo que puedas cocinando varias recetas o alimentos a la vez si es necesario. Cinco minutos antes de que esté la comida, apaga el horno y deja que el calor residual termine las preparaciones.
- Si tu cocina es eléctrica, existe menaje con fondo grueso difusor que permite alcanzar temperaturas homogéneas a lo largo de todo el recipiente.
- A la hora de almacenar, procura evitar los envoltorios desechables como el papel film o el papel de aluminio. Existen alternativas como los envoltorios hechos de cera de abeja que los sustituye. Pero siempre está el método tradicional de guardar la comida en la nevera dentro de un bol tapado por un plato, y desde hace años contamos con los tuppers que, aunque sean plástico, no son de un solo uso y, por lo tanto, no generan tantos residuos como los envoltorios.
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