La contaminación visual es todo aquello que altera o afecta la imagen de un territorio o rompe la estética del paisaje, tanto en pueblos como en ciudades. En ciudades nos saturan con exceso de información y nuestro cerebro no ve más allá. Incluso los animales se ven afectados.
Tiene diversas consecuencias tanto para la salud mental como la física, al generarnos estrés o aumento de tensión. Se puede ver claramente en el exceso de carteles en las calles y carreteras en las cercanías a las ciudades (ya reduciendo su número con la instalación de los paneles eléctricos en algunas carreteras como en la carretera de La Coruña. Los carteles publicitarios que afectarán a la seguridad vial se prohibieron con la Ley 37/2015, de Carreteras), antenas, cables eléctricos, postes…
La conclusión general es que es provocada por el exceso de elementos artificiales mal integrados en el espacio visual en la zona. Se puede ver con vallas publicitarias, pararrayos, edificios deteriorados, incluso molinos eólicos por su impacto en el entorno llegando a afectar a aves por el choque con las aspas.
La salud es la principal afectada, pero no la única. Podemos encontrar la estética del paisaje afectada, nos puede interferir a la hora de disfrutar de un buen día de campo, disminuir la eficiencia en la conducción, provocar dolor de cabeza, obstrucción visual que puede provocar accidentes, riesgos viales para los peatones, mal humor, trastornos de atención, etc, así como otros indirectos (problemas ecológicos).
En la naturaleza, también afecta a la flora y a la fauna, ya que puede provocar que tengan que migrar de su hábitat o mueran por la pérdida de este para la construcción de carteles o torres eléctricas.
Una parte de esta contaminación también es contaminación lumínica, ya que impide la visión del cielo nocturno y afecta a las aves y sus ciclos y a los animales nocturnos. Se puede notar por:
- El típico resplandor del cielo, la bóveda de luz que impide ver el cielo nocturno.
- Infracción de luz, la luz de un establecimiento que brilla en exceso provocando molestias.
- Desorden visual, demasiada luz.
- Resplandor, al apuntarnos directamente a los ojos.
- Desperdicio de energía.
Algunos ejemplos de esta contaminación son el exceso de vallas luminosas con animaciones y movimientos en autopistas y carreteras e incluso las luces altas de los vehículos, muy común en carreteras.
El desorden arquitectónico, la alteración de fachadas, el exceso de iluminación nocturna, pueden dar mala imagen a una ciudad e incluso afectar su actividad turística. Existen regulaciones para combatir ese exceso de información y de publicidad en las ciudades.
Este tipo de contaminación se nota más en ciudades, donde nos vemos ampliamente saturados de ello, desde el cartel de un bar hasta anuncios en fachadas en construcción con lonas o incluso pantallas de televisión en edificios como en la plaza de Callao en Madrid. Es aquí donde se encuentran la gran mayoría de los ejemplos, aunque existen otros fuera de las ciudades.
Es el caso de las explotaciones a cielo abierto como canteras o minas, para las que se establecen pantallas de cierre o barreras visuales para evitar el impacto visual. Impactan irremediablemente en la naturaleza reduciendo la calidad paisajística al provocar la desaparición de una zona concreta del entorno y es necesario una restauración posterior de la zona.
La población no muestra demasiado interés respecto al tema y es necesaria una concienciación, pero para empezar a reducirla es necesario medidas de prevención como un uso controlado de información en los carteles, reduciendo carteles innecesarios, la recolección de desechos sólidos en las calles, plantación de árboles en calles para mitigar el impacto visual, etc.
Sabiendo que es un riesgo ya existen numerosas iniciativas para ordenar el espacio público. Algunas medidas son la desinstalación de carteles publicitarios innecesarios sustituyendolos por automáticos que reducen el impacto al reducir el número de estos y la prohibición de fijación excesiva de carteles.
Otras soluciones para reducir esta contaminación radica en reducir la cantidad de anuncios, una mejora en normas urbanísticas y hacer un seguimiento de estas, una vida menos consumista y lograr la concienciación de los jóvenes para que se puedan desarrollar en un futuro mejores normas.
En España la Ley 4/1989, de conservación de Espacios Naturales y de la flora y fauna silvestres, considera una infracción instalar carteles en espacios naturales y el almacenamiento de chatarra si rompe la armonía y hay alteración del campo visual.
La Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español, prohíbe colocar sobre los edificios antiguos publicidad comercial, así como cables, antenas y conducciones. Las Comunidades Autónomas la trasladaron a su normativa y Andalucía es la que la mantiene más actualizada.
Dentro de las ciudades que hay en el mundo algunas de las que tienen más elementos de contaminación visual son Zúrich, Madrid, Barcelona, Londres, Hong Kong, Tokio, México D.F., etc. Pero la palma se la llevan las ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Phoenix, Los Ángeles hasta llegar a Las Vegas, entre otras.
Es cierto que hay contaminaciones más peligrosas de manera directa, como las que vierten compuestos tóxicos a las aguas o la atmósfera, pero lo que está claro es que afecta a nuestra salud llegando a ocasionar muchos de los problemas comentados. No debemos olvidar que reduce la calidad de nuestro entorno, hace perder valor paisajístico y supone un derroche energético.
Algo esencial que podemos hacer nosotros es concienciar a los más jóvenes y empezar a concienciarnos nosotros, para reducir ese impacto y darle la importancia que merece, por nuestra salud y para poder disfrutar de un mejor entorno.
Fotografía: : Google Street View
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