Muchas personas creen que consumir comida basura sale más barato debido a que su precio suele ser muy bajo en algunas ocasiones, como por ejemplo en cadenas de restaurantes de comida rápida.
Sin embargo, si vas a otro tipo de bar o de restaurante es probable que los platos sean más caros. De esto se aprovechan los primeros, ya que te ofrecen un menú bastante saciante repleto de calorías y grasas por muy poco dinero, y desde luego es atrayente, mientras que los demás establecimientos te ofrecen otros menús mucho más sanos y algo más elevados de precio, lo cual no es tan atractivo.
Esto nos lleva a pensar que por regla general la comida basura es más barata que la sana, cuando no es verdad. Si nos basamos únicamente en el dinero, esta suposición quizás sería cierta en algunas ocasiones, mientras que si lo medimos en otras variables esto puede cambiar.
¿Y si lo midieramos en las calorías que metes en tu cuerpo en un caso o en otro y también en el tiempo que se tarda en cocinarlo? Ahí está la gran diferencia. Lo que nos aporta una hamburguesa con patatas fritas y un refresco, además de muchas calorías y gran cantidad de azúcar, es un ahorro de tiempo y dinero, pues es lo que la gente considera como el almuerzo perfecto para un día que vas con prisas o no te apetece cocinar.
Sin embargo, si tienes que hacerte tú tu propia hamburguesa en casa, freír tu mismo las patatas, etc, no sería algo tan rápido, pero sí que sería mucho más sano. De esta forma sabemos lo que estamos comiendo y cómo lo queremos comer.
Quizá la gente piense (sobre todo los jóvenes) que la comida saludable es generalmente más cara que la procesada. Sí que es cierto que la carne no es un alimento que se caracterice por ser barato pero hay otros muchos que sí lo son. Por ejemplo, las legumbres, las verduras y las frutas son alimentos muy baratos que puedes conseguir con mucha facilidad en cualquier sitio y que te solucionan infinidad de platos sin necesidad de tener que acudir al típico plato prefabricado.
Una salsa de tomate casera es más barata que una preparada, únicamente necesitas unos pocos ingredientes para hacerla y te aseguras de lo que estás comiendo; seguro que es mucho más saludable que si la compraras en el supermercado ya hecha. Además de esto, el cocinar en casa a partir de productos no precocinados te aporta la capacidad de ajustar la cantidad que necesites de ese plato, salsa, etc. y así evitar más desperdicios.
Aún sabiendo esto, la mayoría de las personas nos dejamos llevar más por el poco tiempo y las pocas ganas de cocinar que por si lo que consumimos es más saludable o menos. Pues bien, existen otras formas de calcular lo que realmente saldría más barato a la hora de comprar. Generalmente solemos fijarnos en la cantidad de comida que compramos, y si en esto metemos al precio, la comida saludable saldría ganando. Por ejemplo, no es lo mismo comprar 200 gramos de legumbres (garbanzos, lentejas, judías), que 200 gramos de bacon; la primera opción es mucho más saludable que la segunda y más barata.
Otra de las evidencias que nos hacen pensar en que comer sano es más caro es el precio de los productos ecológicos, es cierto que son más caros que otros pero esto no quiere decir que nuestra dieta se base en ellos. Mantener una alimentación saludable se puede llevar a cabo consumiendo alimentos que llevan con nosotros toda la vida y que no es necesario pagar un ojo de la cara por ellos, como por ejemplo las zanahorias, las patatas o cualquier verdura y fruto seco. Sin embargo, todavía quedan personas que piensan que es mucho más sano alimentarse de batidos de proteínas o de semillas que son más caros y difíciles de conseguir, cuando realmente la clave está en consumir ingredientes reales.
Desafortunadamente cada vez son más los casos de personas con obesidad o diabetes y lo que es peor, esto va creciendo exponencialmente en los niños. Si desde pequeños adoptamos una rutina saludable es probable que sigamos toda la vida con ella, pero también puede ocurrir al contrario, si comenzamos desde el principio a alimentarnos con comida preparada o basura lo más probable es que nos sea muy difícil corregirla.
Y tú, ¿eres de los que sigue pensando en que comer bien es más caro que llevar una alimentación poco saludable?
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