Fotografía: Dan Gold on Unsplash
No somos árboles. Podemos movernos para ir de un sitio a otro.
Está en nuestro ADN. En los albores de la historia, el hombre era un nómada, y sólo sucesivamente, con el desarrollo de la agricultura, empezó a establecerse en comunidades.
Pero cuando el moverse – o mejor dicho el migrar – ya no es una opción, sino una obligación, empieza el problema. Durante las épocas pasadas las poblaciones se han movido principalmente por razones económicas, sociales y políticas. Pero ahora, por primera vez, el cambio climático se ha convertido en uno de los principales motores de la migración, impulsando a un número cada vez mayor de personas a pasar de zonas vulnerables a otras más viables para empezar nuevas vidas.
El Banco Mundial ha publicado este año el informe Groundswell: Preparing for lnternal Climate Migration, donde se afirma que para el año 2050 –si no se toma ninguna decisión– habrá más de 143 millones de migrantes por el cambio climático en las siguientes tres regiones: África Subsahariana, Sur de Asia y América Latina. Sin embargo, mediante una acción concertada, la cantidad de personas desplazadas podría reducirse notablemente, hasta un 80 %, lo que equivale a 100 millones de personas.
Narraciones en primera persona
¿Qué significa ser migrante climático?
¿Cuáles son los daños que el cambio climático causa a las poblaciones, obligándoles a desplazarse?
El informe “Moving Stories” del Climate Outrech and Information Network da una idea muy clara de los desastres ambientales producidos en las últimas décadas, a través de entrevistas, fotos y reportajes a las comunidades afectadas.
Pakistán entre inundaciones y sequía
“Las lluvias llegaron en el medio de la noche, mientras la mayoría de la gente estaba durmiendo. Cuando nos despertamos, el agua había subido a alrededor de un metro de altura y no sabíamos cómo escaparnos, ya que nuestro pueblo está muy lejos de la carretera principal. Además, yo estaba embarazada. También teníamos en la granja el ganado, que es nuestro sustento para vivir, y no queríamos dejarlo allí, no sabíamos qué hacer. Al final nos salvaron unos barcos del ejército y de las ONG. Estamos agradecido de haber sobrevivido, pero hemos perdido todo lo que teníamos –nuestra casa y nuestro ganado– y ahora hay que empezar todo desde el principio otra vez”.
Testimonio de una familia de pastores en el distrito de Badin
El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) ha declarado que el aumento de las temperaturas hará Pakistán aún más vulnerable a los fenómenos de las lluvias del monzón, a las inundaciones y a las actividades ciclónicas.
Además, Pakistán tendrá muchos problemas en materia de provisión de agua, ya que ⅔ del agua utilizada para irrigar y para uso doméstico depende del Rio Indo. De hecho, este río está alimentado por los glaciares del Himalaya, que desafortunadamente están retrocediendo, con la probabilidad que desaparezcan totalmente en 2035.
Asimismo, la mitad de la población depende de la agricultura; hay una considerable pobreza urbana y la tierra se está degradando. Todos estos factores hacen de Pakistán uno de los países más afectados por el cambio climático.
En los últimos años miles y miles de personas en Pakistán fueron afectadas por las sequías y las inundaciones. La violencia y constancia de estas intemperies les obligó a dejar sus propios hogares y a buscar suerte en otras zonas, sobre todo abandonando las zonas rurales y emigrando a la ciudad. Durante dos años seguidos – 2010 y 2011 – Pakistán sufrió por las violentas inundaciones causadas por las lluvias del monzón, que causaron el desplazamiento de más de 28 millones de personas y la destrucción de 1,7 millones de hogares. Después, en 2012, hubo en la región de Tharparkar una terrible sequía, que obligó 600.000 agricultores a abandonar sus casas para encontrar un nuevo terreno donde trabajar y vivir.
China, migraciones internas del tamaño de tres Españas
“El pastizal no está en buenas condiciones. Este problema empezó en 1997 por la falta de lluvia y empeoró aún en 2000. En 2002 y 2003, sufrimos por constantes sequías y por el desastre de las langostas”.
Testimonio de una familia de pastores en la zona interior de China
En los últimos años, China ha experimentado cambios significativos en su clima. En general, ha habido un aumento de la actividad ciclónica, un mayor número de olas de calor, más episodios de inundación, sequías y tormentas de polvo.
Desde junio de 2011 casi 3 millones de personas se han desplazado internamente en China por desastres ambientales, como terremotos, tormentas y inundaciones.
En marzo 2009 la sequía llegó al suroeste de China (una área del tamaño de Europa), dejando 20 millones de personas sin agua potable. Sucesivamente, en 2011 una sequía en del Río Yangzte puso en riesgo la seguridad del agua potable para 3,5 millones de personas, obligando luego 45.000 de personas a desplazarse por la llegada de inundaciones torrenciales.
Entre 2004 y 2007 la sequía resultó en pérdidas económicas directas de 24 mil millones de dólares.
Otro problema con el que China se está enfrentando mucho hoy en día es la migración desde la zonas rurales hacia las ciudades, que se ve reforzada por el deseo de la población de evitar los impactos causados por el cambio climático que afectan a los trabajos en el campo. En 2009 los migrantes rurales-urbanos eran en China 145 millones.
El cambio climático está ya afectando la forma de vivir y poniendo en riesgo la sobrevivencia de miles y miles de personas. Antes de que sea demasiado tarde – y ya no tengamos zonas adonde migrar, a menos que no vayamos a otro planeta – ¿no sería mejor intentar cambiar y tomar decisiones concertadas para invertir la tendencia del cambio climático?
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